lunes, 24 de mayo de 2010

HABITACIÓN EN ROMA

Machotes del mundo: si vais al cine buscando el morbo de ver a dos tías enrollarse, os desaconsejo esta película. Sus imágenes me han puesto tan cachondo como un episodio de Los Pitufos. No es que las chicas no sean monas. Es más, se puede decir que están buenas. Lo que ocurre es que casi dos horas contemplando su desnudez es equiparable a un documental de la dos. Falta Rodríguez de la Fuente narrando sus orgasmos, que tampoco son nada del otro mundo.

Habitación en Roma entretiene, que ya es mucho para una trama que se desarrolla en un único escenario. Dos mujeres, una lesbiana y la otra a punto de contraer matrimonio con el hombre de su vida, se dejan seducir por una pasión que las arrastra al goce y a la confidencia.

No sé cómo caerá esta película en el ambiente gay. Espero que mal. Se pinta el lesbianismo casi como una desviación provocada por los malos rollos que las protagonistas han tenido con hombres. La rusa con su padre, porque toca a su hermana gemela en vez de a ella (sin comentarios); la española con un árabe que sólo quiere dejarla preñada.
Sin duda, el peor defecto de la película es la falta de verosimilitud. ¿Cómo una mujer satisfecha con su sexualidad, enamorada de su pareja y que detesta a las lesbianas se desnuda alegremente y cae sin apenas remordimientos en los brazos de otra mujer? Vamos, que parece tortillera de toda la vida.
Lo que me cautivó fue la música y la soberbia interpretación de Elena Anaya ante la inminente separación de la pareja. Todo ello unido a sus logros estéticos, como el rollo de Döner Kebab en la bañera o la flecha de Cupido.

11 comentarios:

  1. ¿Y a las machotas del mundo, nos producirá morbo?, jeje. La cuestión es que vi un pequeño reportaje en televisión (de las poquísimas veces que la veo) sobre esta peli, pero sinceramente no estoy en los últimos tiempos para cines.
    Me ha gustado tu análisis, sobre todo esa apreciación del lesbianismo como una desviación. Con seguridad no gustará nada a la comunidad gay.
    Feliz martes.

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  2. Hola Maribel,

    Me hubiera gustado ver una historia de amor y lo que vi fue un encoñamiento disfrazado de historia de amor. Aparte de su escasa credibilidad como pareja gay. Demasiada preocupación por la estética y poca profundización en los personajes.
    Feliz martes.

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  3. Jose Antonio es una pena que se trate el tema del lesbianismo, que aparece mucho menos en el cine que el de la homosexualidad masculina, de la manera que nos cuentas. La verdad que este tema se ha tratado en el cine desde muchos puntos de vista a lo largo de la historia. De forma negativa, como seres perturbados, con burla, etcétera. Pocos son los casos, como en la película Philadelfia, donde se aborda con sensibilidad y en positivo. Creo que el cambio en todos los ámbitos se irá produciendo cuando con el paso del tiempo todo se normalice y la sociedad entienda que cuando una puerta se cierra lo que ocurra detrás de ella, si las personas están de acuerdo, no le tiene que importar absolutamente a nadie.

    Un abrazo

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  4. Querida Alicia,

    Me quito el sombrero ante tu comentario. A mí me gusta pensar que desde la palabra y el humor se puede contribuir a esta normalización. La igualdad entre carne y pescado es tan sencilla como ponerse en el lugar del otro. Y ver que, en el fondo, todos estamos hechos de la misma pasta.
    Un abrazo.
    Por cierto, introduzco unos cambios en los dos últimos párrafos del artículo. Soy un perfeccionista sin remedio.

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  5. José Antonio, no he visto la película, pero creo que lo que importa en el cine es hacer taquilla y este seguramente será un caso más.

    El morbo vende. La campaña publicitaria está basada en las escenas de cama de dos mujeres. ¿Eso es normalizar el tema de la homosexualidad? Este es el reflejo de la sociedad en la que vivimos ¿Os imagináis esta misma película protagonizada por hombres? ¿Quién acudiría a verla?
    La cuestión gay y su problemática no importa, la taquilla sí.

    Interesante crónica, como todas las tuyas.

    Besos y abrazos.

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  6. Hola Mari Carmen,

    Creo que has dado en el clavo: poderoso caballero es don dinero.
    Películas como ésta les hacen un flaco favor a las personas que, en pleno siglo XXI, ocultan todavía sus verdaderos sentimientos.
    Odio miserablemente que se siga tratando la homosexualidad como algo exótico. Y algo de eso hay en la crónica. Me alegro de que te haya gustado.
    Un abrazote.

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  7. Yo sí fui a ver la película, y te puedo asegurar que en el mundo gay hay puntos de vista muy distintos: ha encantado y ha sido aborrecida a partes casi iguales. Poco creíble la pareja, sí; poco creíble el sexo, también. y sin embargo qué destacable la actuación de mi chiquita Elena, que (sí, lo voy a decir y me va a salir del alma) clava el papel de bollera. Es verdad que la "rusita", como ella la llama, parece comodísima, y eso sí que es algo que no entiendo.
    A nivel personal debo admitir que a mí sí me gustó, pero por los pequeños detalles, más que otra cosa. Y admito también que me duele sobremanera ese trato de la homosexualidad como algo morboso que se utilice para hacer dinero. Quien quiera ver porno que lo alquile, lo compre o lo haga.

    Un besote, y a ver si nos vemos (y nos reconocemos esta vez).

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  8. Hola Seph,

    Qué bueno encontrarte por aquí.
    Tú lo has dicho: poco creíble. El tema atrae y mucho. Tal vez porque sigue siendo tabú.
    Aunque encarna a la típica bollera, también me gustó la actuación de Elena Anaya, más cálida que la frialdad de las estepas rusas.
    Mientras no sea sábado, te reconoceré. Los sábados soy más lobo que nunca.
    Un abrazo.

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  9. Por cierto, Seph, se me olvidaba: gracias por contarme la visión del mundo gay. De no haber sido por tí, este artículo se hubiera quedado cojo.

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  10. Pues yo me he puesto caliente viendo el trailer. Es una película para hacerse pajas, y punto. Morbosa y nada más, como casi todo lo de Medem - pajillero mayor -.

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  11. Yo creo que a pajillero le ganan otros directores como Bigas Luna, autor de la inclasificable Bámbola.

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