Antes de comenzar el taller de jabones, le advertí que sólo disponía de algo de dinero para tomar un refresco mientras él se divertía, de modo que no era posible montar luego en el castillo hinchable.
Nunca tomé aquel refresco, pues el bar anexo al taller estaba abarrotado de padres bebiendo coca-colas.Al llegar a casa, Alfonso alabó misteriosamente las cualidades del castillo hinchable y, en un momento dado, me preguntó con cara de circunstancias cuánto valía una coca-cola. Lo detuve camino de su hucha. Pensaba pagarme el supuesto sacrificio de haber estado sediento toda la tarde. Lo saqué de su error e insistió en darme el euro que me había gastado.
No fue fácil convencerlo de que no me debía nada. Bueno, quizás otra tarde juntos.
Preciosa anécdota. Los niños son muy cumplidos, hasta con la pasta. A mí me ha pasado con los mios más de una vez. O será que tienen mucho corazón.
ResponderEliminar¿Y qué tal los jabones?
Un abrazo.
Los hijos cuando crecen, y cada uno a su manera, también son cumplidos.
ResponderEliminarDe los míos, a uno le cunde mucho el dinero e incluso le llega para obsequiarme con detalles que encuentra en su camino. Tengo gorra con mariposa, cartera con mariposas, jarrón con boca en forma de mariposa, pijama con mariposas...Sabe que me encantan las mariposas. Al otro no le dura nada el dinero. Me regala la narración de sus aventuras. Que si hoy ha estado en el Rally de Hoznayo y que ya ha visto mariposas. Que si el fin de semana que viene se marcha a Burgos a una prueba de 4X4. Ya me dirá si allí hay mariposas. Que si me lo pasé bien con ellos en la feria de Galdames. Yo fui quién utilicé la cartera de mariposas...
Creo que respecto a los hijos, como en todo en la vida, solo hay que aceptar su diversidad e intentar que confluya con la nuestra en los mayores epacios posibles de tiempo. Lo de el dinero, en estas edades de mis chicos, acaso parezca anecdótico. Lo importante es saber que a veces toca que te regalen tiempo y otras veces eres tú el que lo regala. Todavía están en el aprendizaje de que el tiempo no tiene precio aunque ellos se lo pongan.
Me ha encantado el momento ternura de tu pequeñin.
Un abrazo
Gracias por volver a pasar, pero me he quedado un poco rallada porque me has llamado Lyz jeje, porque me llama así poca gente (y es mi apodo en mi mundillo musical). Lo tengo puesto por algún lado del blog? :)
ResponderEliminarMejor no tomar coca- cola... tiene demasiados contras sanitarios y parece que cada vez le sacan más... Un saludo
Hola Maribel,
ResponderEliminarPues los jabones estuvieron bien, nada del otro jueves. En realidad, la excusa perfecta para abandonar la monotonía familiar, y dejar a un lado los rígidos estamentos paternofiliales.
Vamos, crapulear.
Un abrazo.
Hola Alicia,
ResponderEliminarEstoy creando las bases de lo que será la relación con mi hijo en el futuro. Opino que no te puedes levantar una mañana y decirle: vamos a pasar la tarde juntos. Te lo tienes que currar.
Me lo enseñó El Principito.
Un abrazo.
Hola Lyz,
ResponderEliminarEs muy sencillo: si pincho en tu foto de los seguidores de mi blog aparece tu nombre (parte inferior a la derecha).
En cuanto a la coca-cola, ¿ni siquiera en un cubata?
Un saludo.
¡Qué sorpresas nos dan los niños! Hay que tener mucho cuidado con lo que se dice delante de ellos...Aprovecha de cada momento, de cada etapa.
ResponderEliminarDale un abrazo muy fuerte a Alfonso de mi parte, se lo ha ganado por hacerme pasar un buen rato, y otro para ti por contármelo.
Mira, Jose, esto es interactuar, luego me tomo un sorbito de Coca-Cola, je, je.
ResponderEliminarHe puesto esto en mi muro de Netwriters. Lo he encontrado, claro, en La Nieve. Y entonces me ha encantado. Y lo he cogido con unas pinzas mágicas y lo he pasado a NW. Y luego, pues eso, te lo cuento aquí. ¿Bien, no? je, je.
Port2011: Como el no lo pone, lo pondré, yo. De Jose Antonio López Rastoll (Lobo Estepario) "A mí no me gustan los símbolos de amor eterno. Deploro, sobre todo, esos tatuajes que se hace la peña con el nombre de la persona amada. A mí lo que me gusta de mi pareja es precisamente la ausencia de ataduras". Interesante. Da para mucho.
Hace un minuto en NW.
El relato...pues es absoluta y brevemente precioso. Hay renuncias que saben mejor que el mejor refresco. Y no creo tampoco que la Coca-Cola lo sea. Pese a lo que cuentan. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Mari Carmen,
ResponderEliminarMi idea es esa: compartir y hacer pasar un buen rato. Aquí estamos para eso, no para guardarnos las cosas. Al menos, yo no sirvo para estar callado.
Un abrazo.
Pues gracias, Emilio, por poner eso en tu muro. No sé quien me dijo una vez que el amor da alas, no las quita. Ah, sí, ya recuerdo. Vive conmigo.
ResponderEliminarEn cuanto a mi hijo, es mucho más divertido ejercer de padre fuera del hogar que dentro. Te encuentras historias como ésta.
Un abrazo.