Pasar un día en Valencia siempre apetece, pues supone salir del armario levantino para embriagarse con los aires de esta ciudad cosmopolita, repleta de tiendas originales y, sobre todo, de librerías.
La presentación estaba programada para las seis de la tarde. Alrededor de las cinco y cuarto mi mujer y yo nos dejamos caer por el bar Apoquetanit, donde había quedado con Alexander. El autor estaba arropado por su familia y colegas. Charlamos largo y tendido, pues no abrieron el local hasta las seis menos diez. Me encantaron sus uñas oscuras.
Uno de los detalles que peor me sentaron fue que la responsable del bar no invitara al autor ni siquiera a un agua. Es una pena. El bar Apoquetanit se asemeja a una garganta que termina en una cueva rodeada de espejos, muy rollo Beatles. Allí tuvo lugar el encuentro, que se desarrolló de forma muy distendida. La autora de la ilustración de portada, Ánima Eterna, puso el toque gótico a la velada.
Dios de la traición es una novela fantástica que trata sobre un dios arrogante que se rebela contra el orden establecido, persiguiendo el poder a toda costa y sin importarle quién pisotea a su paso. ¿Les suena? Casualidad o no, se diría que refleja la corrupción en las altas esferas de la vida pública española.