lunes, 23 de enero de 2012

EL ANTICRISTO



Con la Navidad a la vuelta de la esquina, decidí asegurarme una buena lectura que me distrajera lo máximo posible, y escogí El legado. La hija de Hitler (Viceversa, 2009), de la escritora venezolana Blanca Miosi.

No me equivoqué. Aparte de ser una novela de ésas que no puedes parar de leer, me recordó notablemente a La casa de los espíritus, de Isabel Allende. No en vano, ambas obras cuentan la historia de una saga familiar.

El legado es un culebrón bien escrito. Engancha desde la entrada en escena del mago ocultista Erik Hanussen, patriarca de la familia, hasta Oliver Adams, el bisnieto que hereda la fortuna de su antepasado. En una línea temporal que abarca tres generaciones, hallamos personajes históricos como Adolf Hitler, de quien no se oculta su ideología antisemita, su carácter ambicioso y su falta de escrúpulos: «No tenía el más mínimo cargo de conciencia por todas las muertes en los campos de exterminio, ni siquiera por las de su propia gente». Tanto o más fascinante es el personaje de Alicia Hanussen, la judía que enamora al mismísimo Führer.

Erik Hanussen es advertido por un extraño caballero de que su sangre no debe mezclarse jamás con la de Hitler, pero Alicia queda embarazada y da a luz a espaldas de su padre. A partir de ese instante, el mago lucha por evitar que se extienda el maligno legado. 


Una de las virtudes de Blanca Miosi es no juzgar a sus personajes, ofrecer las dos caras que les otorgan una dimensión humana. Esto constituye un reto cuando se trata de un dictador como Adolf Hitler, odiado por muchos, amado todavía por algunos. A mí no me queda ninguna duda. Hasta el más despiadado asesino es capaz de amar.

17 comentarios:

  1. Pues aquí estoy, José Antonio. Me dejaste intrigada con tu comentario en el blog. Acabo de leer la reseña y la verdad, te agradezco que hayas leído El legado,tus apreciaciones valiosas y que las hayas hecho públicas.

    Muchas gracias!
    Blanca

    ResponderEliminar
  2. Pues sin duda elegiste una buena lectura, Jose. Yo leí El legado hace tiempo y realmente lo disfruté. En su momento hice una entrevista a Blanca sobre esta novela para la revista Visión Femenina, en la que entonces colaboraba. Fueron muy interesantes sus respuestas.
    Fíjate que a mí no me recordó en absoluto a La casa de los espíritus, y desde luego tampoco me pareció un culebrón, o lo que yo entiendo por ello. Es curioso el punto de vista de cada lector sobre una misma obra.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Jose, estupenda crónica del libro de Blanca.
    Ya leí comentarios positivos sobre El Legado cuando se publicó. La verdad es que no he cruzado nunca una palabra con Blanca pero, al haber transitado continuamente por lugares comunes, siempre le he sentido muy próxima y he sabido de sus aconteceres y publicaciones. Es por lo que me alegro encontrármela también aquí de tu mano.

    Un abrazo a ambos.

    ResponderEliminar
  4. Un verdadero placer, Blanca. Cuando me gusta un escritor o escritora suelo repetir con otro de sus libros. Repetiré.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por cierto, Blanca, muchas gracias por incluir mi artículo en tu blog de El Legado. Me ha emocionado.
      Sólo un pequeña puntualización: mi segundo apellido es Rastoll.

      Un abrazo.

      Eliminar
  5. El libro se me hizo corto, Maribel, y eso que es largo. No uso la palabra "culebrón" en sentido peyorativo sino para reflejar si cabe más el enganche que tiene la novela. Por otro lado, el genial Boris Izaguirre escribió muchos culebrones antes de ser novelista.
    Será cuestión de perspectivas.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Blanca es una persona muy cercana a pesar de la distancia. Eso siempre influye a la hora de leer a un autor o no leerlo. Pero tiene un fallo: no le gusta Bunbury como a ti.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Debe ser, Jose, que a mí nunca me enganchó un culebrón, más bien me parece un rollazo intragable. Será ésa la razón de mi perspectiva.
    Por cierto, no sé a Boris cómo se le daban los culebrones, pero la única novela suya que he intentado leer no me deja pasar de la página 20. Seguiré probando cuando me encuentre con ganas.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Maribel, yo tampoco he leído nada de Boris Izaguirre. Lo de genial iba por su faceta pública, o púbica, según se mire.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  9. José Antonio, coincido, es una novela bien narrada que te atrapa hasta el final. Yo la leí con gran interés.
    Abrazos anti olvido.
    Sergio Astorga

    ResponderEliminar
  10. Siempre consigues, Jose, que me interese por un libro tras leer tus reseñas, eso dice mucho de tus análisis de los libros y de tu escritura.

    ¿ Adolf Hitler, un lado humano? Si Blanca ha conseguido que se vea, es, sin duda, una gran escritora.

    Gracias por la información.

    Besos y un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  11. Eso de atrapar es un don, Sergio, que se tiene o no se tiene. Luego se puede perfeccionar. Blanca lo consigue.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  12. Te echaba de menos, Mari Carmen, ¿dónde te habías metido? Pues sí, un lado humano de Hitler y un lado monstruoso. Me alegra que mis reseñas te animen a leer. Blanca Miosi es una "crack".

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Tú no sabes que la curiosidad mató al gato? Jajaja pronto lo sabrás. Me alegro de que me hayas echado de menos :-)

      Eliminar
    2. Me dejas intrigado, Mari Carmen, pero yo soy un lobo. Olfateo que deber ser algo bueno.

      Un abrazo.

      Eliminar
  13. José Antonio: Te devolví el apellido. Disculpa mi falta de atención. ¿A qué te refieres con eso de que no me gusta Bunbury? Me gusta porque rompe esquemas, el vídeo de "Ódiame" es bastante gótico para mi gusto, pero la versión de ese vals peruano es excelente. Lo de culebrón te lo perdono porque ya me di cuenta de que no sabes lo que es. :)

    Un abrazo!
    Blanca

    ResponderEliminar
  14. Qué sorpresa, Blanca, con lo de Bunbury. "Ódiame" también me parece una excelente versión.
    Supongo que el término "culebrón" tiene connotaciones peyorativas en tu país, pero aquí sólo es una culebra grande. Como grande es la diversión que me dio tu novela.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar