lunes, 22 de abril de 2013

LO JUSTO






















Cada vez que la famosa estrella de cine, de nombre Belén, desciende a la Administración de Loterías y Apuestas del Estado, los pacientes del frenopático se colocan en fila india para recibir su medicación. La Navidad se cree enfermera de los males endémicos del mundo y, en el mejor de los casos, es una ilusionista que no debe tomarse muy en serio. Por eso, amigo banquero, pasaré por alto que me dejas sin casa porque no puedo pagar la hipoteca. Te voy a robar sólo lo justo para que mi familia pueda comer.


Incluido en la antología Libérate hasta de ti, publicada por editorial Hipálage.




12 comentarios:

  1. Merecido finalista, comprometido y directo a la conciencia como una bala.
    Enhorabuena, apañero.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No voy a apañar nada, Esther, pero al menos me quedo a gusto.

      Un abrazo.

      Eliminar
  2. Por expresarse que no quede. Se puede decir mas alto pero no más claro.

    Jose, enhorabuena.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La expresión es lo único que importa (lo dice Aute en su última entrevista).

      Un abrazo.

      Eliminar
  3. No me extraña que haya quedado finalista, el micro es buenísimo, te felicito compañero. A esta gente hay que darles caña que nos están exterminando.
    Un abrazo muy fuerte

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Al menos, Laura, nos dejan los cajeros automáticos para dormir.

      Un abrazo.

      Eliminar
  4. Enhorabuena, Jose, un robo muy justo, y una mención de finalista muy acertada. Sigamos ex-presándonos.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que era Robin Hood el que robaba a los pobres para dárselo a los ricos... ¡Coño, que Robin Hood era banquero!

      Un abrazo.

      Eliminar
  5. ¡Joder qué bueno, José! Con tu permiso lo comparto en el Caralibro.

    ResponderEliminar
  6. Aprovecho p'a dejar un artículo muy a propósito que escribí hace un tiempo:

    LA PASCUA DEL DINERO

    Mañana día 22 de diciembre se celebrará, como es sabido hasta en Plutón, La Fiesta del Dinero. Transistores, televisores y ordenadores serán continuamente consultados cual oráculos, con el objeto de hallar en ellos lacombinación de números mágicos que nos liberen de los madrugones, requerimientos de pago y demás elementos contraproducentes para nuestro sistema nervioso. Dentro de unas horas se cantará El Gordo a pesar de que a algunos organismos estatales ya hace unas semanas que les tocó, y los premiados derramarán botellas de cava ante las envidiosas miradas de todos aquellos quedeberán volver a poner la alarma del reloj a las seis de la madrugada. Como siempre, serán las voces de unos niños las que decidan el futuro económico de unos pocos (fina ironía, asociar la infancia a algo tan artificial y vacío como el dinero); los trajeados muchachitos de San Ildefonso, digo,tendrán de nuevo ante sí el dilema moral, suavizado por el azar, de repartir alegría/decepción. El sorteo de mañana se antoja como una especie de Pascua al Dios de papel. Y no es para menos teniendo en cuenta el galopante resfriado que sufre el bolsillo del ciudadano español, a causa de una eterna crisis provocadapor los bancos. Bancos cuyas cajas fuertes permanecen ya lúbricamente abiertas esperando que los ganadores ingresen en ellas sus parneses. Más de uno de esos afortunados que el día 22 invitarán al total del vecindario a lo que "quieran pedir" seguramente estarán, aún hoy, agobiados por la implacable soga de los préstamos e hipotecas, pudiendo experimentardentro de unas horas la repulsión que, sin duda, debe producir ver a esos mismos que no hace mucho los trataban con el desdén y el asco que inspira el deudor en ciertos ámbitos concediéndoles, entonces, la más dentífricade las sonrisas y la más educada de las maneras. ¡Ah! suerte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No seas incrédulo, primo, sino creyente y cree en el dinero como todo el mundo. ¡Vivan los niños de San Ildefonso!

      Un abrazo.

      Eliminar