¿Se imaginan a Humphrey Bogart fumando en cigarro electrónico? ¿O a Sara Montiel cambiando la letra de su canción más famosa?
Fumar cigarrillos, eso que hasta hace pocos años era señal de distinción, de clase, se está convirtiendo en poco menos que un anacronismo. Ahora lo que se lleva es vapear. El cigarro electrónico permite echar humo por la boca sin molestar al vecino, sin helarse en invierno, sin tragarse toda la porquería que lleva el tabaco y, sobre todo, sin dejar atrás ese glamour de las estrellas.
No soy fumador, pero siempre me ha gustado echar humo por la boca. Ahora puedo hacer mi sueño realidad gracias al cigarro electrónico, es decir, puedo regular mi dosis de nicotina o fumar sin nicotina. Y encima con diversos sabores. No soy un caso único ni un bicho raro. Un 3% de la población se ha enganchado a vapear sin nicotina.
Como soy poco más que un fumador imaginario, no noto el ahorro en el bolsillo, pero mi mujer sí. Ella ha sido la primera en caer gustosamente en las redes del invento. Y está encantada. Las próximas en caer serán las tabacaleras.
Igual mi padre, que se dejó el tabaco por el bien de su familia hace veinte años, vuelve a fumar. Recuerdo que las paredes de la salita estaban negras y que mi madre se lo echaba siempre en cara.
Mis hijos también nos han pedido una calada de cigarro electrónico. Se la daremos, conscientes que, de mayores, buscarán experiencias más alucinógenas.
Fumar cigarrillos, eso que hasta hace pocos años era señal de distinción, de clase, se está convirtiendo en poco menos que un anacronismo. Ahora lo que se lleva es vapear. El cigarro electrónico permite echar humo por la boca sin molestar al vecino, sin helarse en invierno, sin tragarse toda la porquería que lleva el tabaco y, sobre todo, sin dejar atrás ese glamour de las estrellas.
No soy fumador, pero siempre me ha gustado echar humo por la boca. Ahora puedo hacer mi sueño realidad gracias al cigarro electrónico, es decir, puedo regular mi dosis de nicotina o fumar sin nicotina. Y encima con diversos sabores. No soy un caso único ni un bicho raro. Un 3% de la población se ha enganchado a vapear sin nicotina.
Como soy poco más que un fumador imaginario, no noto el ahorro en el bolsillo, pero mi mujer sí. Ella ha sido la primera en caer gustosamente en las redes del invento. Y está encantada. Las próximas en caer serán las tabacaleras.
Igual mi padre, que se dejó el tabaco por el bien de su familia hace veinte años, vuelve a fumar. Recuerdo que las paredes de la salita estaban negras y que mi madre se lo echaba siempre en cara.
Mis hijos también nos han pedido una calada de cigarro electrónico. Se la daremos, conscientes que, de mayores, buscarán experiencias más alucinógenas.
Es mucho menos sexy que un cigarrillo corriente, también te lo digo. Huele mejor, pero... No sé, no me pone nada.
ResponderEliminarEl glamour se lo da la persona, no el objeto. Por ejemplo, Sara Montiel. Ella se fumaba un boniato con estilo.
EliminarUn abrazo.
No lo he visto en mi entorno, pero desde mi experiencia de años de fumadora (ya ex) de ducados, tengo un cierto prejuício antivapores, por muy aromatizados que sean.
ResponderEliminarEn serio, supongo que es una alternativa tan válida, o no, como cualquier otra.
Buena reflexión la tuya!
Un abrazo.
Tú lo has dicho, es una alternativa, y eso siempre es beneficioso ante la dictadura de pasar por el aro.
EliminarUn abrazo.
No sé supongo que como todo hay que dar tiempo. Yo soy fumadora y reconozco sus principios beneficiosos como la falta de aditivos, alquitrán…económico. Pero creo que hay que dejar pasar el tiempo para ver si es efectivo o solo una moda que se nos impone. Ahora llegan los estudios, las estadísticas… A saber que hay de verdad o de mentira… En mi entorno hay quienes ya han sustituido un cigarro por otro y parece que están contentos. Tendré que reflexionar sobre ello.
ResponderEliminarBesos y un fuerte abrazo
Hoy he visto vapeando al barrendero, y el otro día al dueño de un bar, que, por cierto, me clavó en las cervezas. No creo que una cosa sustituya a la otra, al menos a corto plazo. Pero la gente le está perdiendo el miedo.
EliminarUn abrazo.
A ver si me voy a hacer ahora fumadora... En serio, paso de vez en cuando por delante de una tienda de productos naturales que anuncia el famoso cigarro electrónico, y te aseguro que me quedo con las ganas de comprarme uno, pero sinceramente, engancharme al tabaco virtual a mis años... Creo que podré vivir sin ello.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si es que eso de expulsar volutas de humo es algo que atrae desde la infancia. En todo caso, puedes pedirle a alguien que te deje probar. Obviamente, si no fumas nicotina no te engancharás.
EliminarUn abrazo.
pues si, donde esten las caladas sexys de la montiel, no se pone el vaporeo este de ahora, jeje
ResponderEliminarpero mas sano es, desde luego, al menos los pulmones no acabaran negros.
un besote y a vaporear
Pues eso pienso yo, que más vale pulmón en mano que ciento volando... y que lo de la Montiel está en la raza.
EliminarUn abrazo vaporoso.
Acabo de hacer un cursillo intensivo de todo lo necesario para vapear-verbo desconocido por mí hasta haber pasado por aquí-, baterías, atomizadores, cartuchos, cargadores y líquidos varios. No soy fumadora pero lo de meter la tecnología en medio de la relación entre el fumador y el tabaco, por muy femenina que sea ella, no sé si va a dar tan buenos resultados como parece que se esperan. Aunque nunca se sabe, mira lo que ha pasado con el e-book. En el metro abundan como las setas en el monte en otoño.
ResponderEliminarUn abrazo.
Exacto, con el e-book todo el mundo decía de esta agua no beberé, y ahora quien más quien menos tiene uno. Y el primero que se llevó el móvil a la calle era poco menos que un marciano. El tiempo lo dirá.
EliminarUn abrazo.
Yo dejé el tabaco hace tiempo y no creo que vuelva a engancharme, ni siquiera al virtual. Buen artículo, un abrazo.
ResponderEliminarSi lo has dejado mejor no volver, ni siquiera al virtual, no sea que le encuentres que es una bazofia comparado con el auténtico placer de fumar. Parece un cuento... igual nos atrevemos a escribirlo.
EliminarUn abrazo.
Mmmm, pues justo al lado de casa nos han abierto una tienda de cigarrillos electrónicos. Ahora que te leo José Antonio creo que nos vamos a acercar a mirar, pues la cosa tiene su ángel. Aunque he de reconocerte que yo soy fumadora, y me encanta fumar. No lo hago mucho, y en casa menos... por los niños y por las paredes y cortinas, jajaja
ResponderEliminarTienes razón cuando dices que la cosa tiene su glamour.
Un abrazo bien fuerte, compañero!!
Si el cigarro electrónico es una moda pasajera o está destinado a quedarse, no lo sé. No soy fumador. No me pica el bolsillo. No se resiente mi salud. Y mi pareja siempre ha fumado en el balcón. Hasta ahora.
EliminarUn abrazo.