miércoles, 13 de noviembre de 2013

CAFÉ CON LETRAS






















El pasado verano leí una novela juvenil que me gustó, y contacté con el autor por correo. Como vive en Alicante, le invité a un café con letras. En septiembre me dijo que estaba muy ocupado y quedamos para el mes siguiente. Nos vimos por fin una mañana de octubre. 

Estuvimos un par de horas charlando de los más variados temas, y le noté orgulloso de sus premios y novelas. Yo le conté mis proyectos, y probablemente aún se debe de estar partiendo el culo. Me dijo que no hay editoriales de cuentos en España, aparte de Páginas de Espuma. Cierto que es la única que sólo publica cuento, pero en muchas editoriales existen colecciones dedicadas a los libros de relatos. Coincidimos en que la parte que menos nos gusta de escribir es hablar en público. También me sugirió que preguntara primero por correo electrónico antes de enviar manuscritos a editores que no aceptan originales.

Hay un detalle que me parece curioso. Veréis, yo le regalé un ejemplar de 
Vareando Nubes. Me dijo que le diera tiempo, que andaba bastante liado. Se lo leyó en menos de una semana. 

Algo me decía que la crítica iba a ser agridulce, aunque yo escribiera como los ángeles. De hecho, el colega ha valorado positivamente mi escritura (dice que engancho al lector con dos o tres frases) pero no le han gustado mis historias. Por cortas, por subdesarrolladas, por pequeñajas. Eso es como si le digo a un novelista: oiga, narra usted demasiado. Quizá sea impresión mía, pero no hay libros grandes o pequeños, sólo buenos o malos lectores.

A propósito del cuento «Ojos de pez», más de un lector me ha preguntado qué demonios hace un ciego con revistas porno. Hay infinitas posibilidades, pero creo que ninguna invalida el relato. Podrían ser revistas en braille (confirmado por los invidentes). Podría no ser ciego de nacimiento. Podría haberlas comprado al saber que los amigos venían de visita. ¿Qué os parece?



6 comentarios:

  1. Cada historia exige su tamaño. Lo le des más vueltas.
    Un saludo.

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  2. Jose, creo que cuando uno se expone al mundo, y un escritor es lo que hace con sus libros, tiene que estar preparado para oír todo tipo de opinioniones. Yo siempre he pensado que uno crece más con las críticas más duras y veraces por parte del lector, aunque no las comparta del todo el autor u otros lectores, que con las que a veces no pasan de ser una mera adulación. Así que te diré que me parece bien que haya sido sincero con su opinión, ello no tiene porqué desmerecer la calidad de tu obra.

    Respecto al otro asunto, creo que acaso compró las revistas para ayudar a la imaginación.

    Un abrazo.

    Un abrazo.

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    1. Yo también valoro su sinceridad, porque no a todo el mundo le gusta la narrativa breve.
      Muy aguda tu aportación; la imaginación pierde fuelle sin la vista. Pero los amigos tendrán que describirle a las chavalas.

      Un abrazo.

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  3. Pues, Jose, el título de la canción que has elegido para esta entrada viene que ni pintado: Nunca se convence del todo a nadie de nada. En cualquier caso es importante que tú sí estés convencido de lo que haces.
    En cuanto a "Ojos de pez", es uno de los relatos que más me gustó.

    Un abrazo.


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    1. Cierto, no se puede gustar a todo el mundo. A veces uno se mola más, otras menos, pero siempre se mola un poco.
      Siento debilidad por "Ojos de pez" y por "La abuela".

      Un abrazo.

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