Cada vez que mi mujer y yo quedamos con un amigo que pasó el confinamiento solo en casa, un tsunami de recuerdos de aquellos días monopoliza la conversación. Ellos sostienen que fue la mejor época de sus vidas. Obviamente, no pretenden frivolizar con un virus que ha puesto en jaque a la humanidad y ha provocado una masacre sin precedentes. Nuestro amigo tiene un trabajo tiránico, de modo que la Pandemia le permitió descansar como nunca. En cuanto a nosotros, ganamos más dinero sin trabajar que dando clases en la academia gracias a la ayuda económica del Gobierno. Así de precaria es la situación de los autónomos en España.
Este síndrome pospandémico se parece a la nostalgia de esos ancianos que aseguran que con Franco se vivía mejor. En el fondo, pone de manifiesto la falta de empleo digno en este país. Las dos opciones a las que cualquier trabajador se enfrenta: echar más horas que un reloj con los consiguientes problemas de estrés o ganar un sueldo miserable que solo te sirve para subsistir.
El estallido de la primavera coincide con el tercer aniversario de aquel horror. Pasamos meses en una cárcel de oro que el Gobierno nos vendió de dos en dos semanas. Me aficioné al baloncesto en diferido. Os recomiendo el choque contra la Serbia de Djordjevic en el Mundial de China 2019. Los serbios estaban tan pagados de sí mismos que no soportaron el hecho de ir por debajo en el marcador y perdieron ante una España superlativa.
La soberbia humana también ha sufrido uno de los peores reveses de su historia, aunque ya casi nadie se acuerde. En apariencia, la vieja normalidad ha regresado. La mascarilla apenas resiste en hospitales y farmacias. Sin embargo, el cerebro tarda en digerir sucesos traumáticos. Los edulcora. ¿Eres un nostálgico de la Pandemia?
En absoluto y eso que no me puedo quejar, no soy de mucho salir a la calle, pero una cosa es no salir de forma voluntaria y otra diferente es que no puedas salir nunca y además que te lo prohiban, somos así.
ResponderEliminarSaludos
Todo lo contrario que yo: se me cae la casa encima si no salgo un rato a la calle. Y, por supuesto, la prohibición hace que lo desees más.
EliminarSaludos.
No soy nostálgico de la pandemia, llevo muy mal los toques de queda.
ResponderEliminarUn saludillo.
Lo que yo llevaba fatal era que todos los días parecían el mismo. Recuerdo, con cariño, mi primera cocacola en una terraza.
EliminarUn saludillo.
Hoy llevo rescatados dos comentarios de spam, otros dos que he dejado en sendos blogs y que luego desaparecen. ¿Habrá otro confinamiento selectivo para mi? Un abrazo
ResponderEliminarEl confinamiento supuso unas vacaciones para algunos. Para otros, un descanso obligado. Todo depende del cristal con que se mire.
EliminarUn abrazo.
Aquella sensación única de irrealidad... aún en ocasiones viene a mi pensamiento...
ResponderEliminarAbrazo!
Yo recuerdo el silencio tan maravilloso que llenaba las calles.
EliminarUn abrazo.
Aunque han pasado tres años...aún vienen a la mente momentos vividos. La canción Resistiré! del Dúo Dinámico, número uno en los meses de encierro. Saludos
ResponderEliminarHablar con José Luis y contigo por teléfono era tranquilizador. Ese era mi número uno.
EliminarUn abrazo.
Sufrí bastante el encierro, no lo extraño ni lo recuerdo como positivo. Puedo asegurar que por aquí después de él, hubo cosas que no se recuperaron y aún quedan tengas en su funcionamiento, por ejemplo el transporte publico ahora en cuanto a la situación económica, estamos mucho peor
ResponderEliminarPara mí no fue traumático, pero tampoco agradable. Admiro a la gente que pasó el encierro sola.
EliminarUn abrazo.