Mi padre utilizaba algunas palabras que se me han
grabado a fuego en la memoria afectiva. Asombra que un hombre sin estudios
tuviera la capacidad de inventarse un idioma a su medida.
Cuando algo encajaba como anillo al dedo, tanto
personas como objetos, no era solo un descubrimiento. Se trataba de un «hallazgo».
En lo que respecta al buen yantar, solía preguntarme
después de una comilona si me había quedado «tort» (tuerto) o «cego» (ciego). Aunque
nació en Almoradí, donde predomina el dialecto murciano, estos términos denotan
sus raíces valencianas.
José
Antonio López Quinto poseía un sentido del humor que recordaba a Tip y Coll. Así
pues, le decía a mi madre que le diera la «chorrada» por el puro placer de la
imprecisión léxica. Lo increíble es que ella sabía perfectamente qué quería.
No creo que existiera imprecisión léxica, solo otro modo de hablar, los andaluces somos expertos y no sufrimos pese a que se rien de nuestro modo de hablar.
ResponderEliminarSaludos
Quizá fuera simple pereza mental: los chavales suelen utilizar el comodín "cosa" cuando no saben la palabra.
EliminarSaludos.
No hay que olvidar esas palabras, yo , bueno todos recordamos las de mi abuela y nos hace ilusión no haberlas perdido. Su manera de hablar tendría sentido y por eso no lo has olvidado. Un abrazo
ResponderEliminarPagaría por volver a escucharlas.
EliminarUn abrazo.
También recuerdo algunas palabras concretas de mis padres y algún refrán ya en desuso.
ResponderEliminarEstán en lo más bonito de mi memoria.
Ay qué pena...
Buena semana.
Nada de pena, hombre. Eso significa que los llevas contigo.
EliminarSaludos.
Aquí en el sur, una "chorrada" es una tontería. Saludos!
ResponderEliminarAquí significa exactamente lo mismo, Ulla. El juego de mi padre era decirle a mi madre que le diese la "tontería". Entonces ella contestaba: "¿Qué es la tontería?". Y adivina adivinanza.
EliminarSaludos.
Y qué bonitas y qué sonido a música celestial nos parecen ahora aquellas palabras...
ResponderEliminarUn abrazo!
Son los restos de un naufragio llamado vida. Las palabras siempre nos salvan de morir ahogados.
EliminarUn abrazo.