El día siguiente a su fallecimiento se apareció para decirme que no había nada al otro lado.
—Pero mamá… es imposible.
Más de dos mil años de cristianismo no pueden estar equivocados —objeté
incrédulo.
Antes de que yo
añadiera una palabra más, hizo un gesto de asentimiento con la cabeza. Luego se
fue alejando mientras sonreía. Su voz quedó en el aire como la última nota de
un piano.
—Siento esta pantomima. ¿Has visto?
No eres tan ateo como tú pensabas.
Incluido en la antología VII Certamen de Microrrelatos Libres Memorial Isabel Muñoz.
Las madres y sus lecciones...
ResponderEliminarLa realidad es que el miedo es más poderoso que la razón, y que la imaginación, la fantasía, siempre ha sido nuestro mejor escudo contra los miedos.
Es un microrrelato muy interesante.
Un abrazo.
Me parece tan respetable la opción del creyente como la del ateo. Mi posición es la de mantener una mente abierta.
EliminarUn abrazo.
Estupendo micro texto. Nos hace penar... Un abrazo
ResponderEliminarGracias, la ironía es marca de la casa.
EliminarUn abrazo.
Es difícil desembarazarse de un lastre de educación religiosa de siglos. Y esto lo dejas muy bien plasmado.
ResponderEliminarPar de abrazos.
Gracias, en clave de humor trataba de expresar que no existe nadie totalmente ateo.
EliminarUn abrazo.