miércoles, 20 de octubre de 2021

NACIONALIDADES






















En la terraza de un restaurante caro, la extranjera de la mesa contigua dijo: «Disculpe, no hable tan alto. Me está dejando sorda». Eché mano de la paciencia con que se le explica a un niño algo que debería saber: «Claro, soy español». Y no contento con ello, encendí un petardo porque también soy valenciano. Ella estaba horrorizada, de modo que, como buen alicantino, la invité a un chupito de cantueso que me arrojó a la cara sin miramientos antes de largarse. Entonces mi mujer volvió del baño.

8 comentarios:

  1. Aplausos al cuadrado, por dejar las cosas claras y por la narrativa. Un abrazo

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    1. Gracias. Es mi forma de reivindicar la nacionalidad sin dejar de reírme un poco de ella.

      Un abrazo.

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  2. jajajaja. no creas que no se lo merecen los guiris estos.

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    1. Aunque no lo creas, la historia está basada en hechos reales. La realidad me sorprende cada día más.

      Un abrazo.

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  3. Jajajaja veo que si que tienes carácter! Enhorabuena.
    Me ha gustado tu blog, te sigo.

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    1. La literatura nos permite sacar el animal que llevamos dentro y supongo que me he dejado llevar.

      Un saludo y bienvenida.

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  4. Cuántas cosas que pueden pasar en tan poco tiempo, jaja.

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    1. Para bien o para mal, la vida te puede cambiar en un segundo.

      Un abrazo.

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