miércoles, 16 de febrero de 2022

LA CONSULTA


Caminó con pasos vaporosos a través de la niebla que envolvía la ciudad como un cristal esmerilado, subió la escalinata del edificio y atravesó la puerta de la consulta con enojosa facilidad.
     —Me he muerto, doctor, pero no ha aparecido ninguna luz. Todo sigue igual, salvo que casi nadie puede verme. Afortunadamente, usted…
     —Haga vida normal.

2 comentarios:

  1. Genial, hay quien siempre ha sido invisible. Un abrazo

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    1. El paciente es el gran invisible de esta historia, pero, esperemos, haya todavía un médico que sepa verlo.

      Un abrazo.

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