—Me he muerto, doctor, pero no ha aparecido ninguna luz. Todo sigue igual, salvo que casi nadie puede verme. Afortunadamente, usted…
—Haga vida normal.
Mis amigos dicen que me dedico a vivir del cuento. No he escrito ninguna novela porque me parece un género poco comercial.
Genial, hay quien siempre ha sido invisible. Un abrazo
ResponderEliminarEl paciente es el gran invisible de esta historia, pero, esperemos, haya todavía un médico que sepa verlo.
EliminarUn abrazo.