Cuando Pablo Carbonell escribió «Mamá» era el líder de un provocador grupo de los 80 llamado Toreros Muertos. Siempre me he preguntado qué haría aquella madre al escuchar esa letra edípica, si desheredaría a Pablo, si lo llamaría por teléfono para echarle la bronca, si se encerraría en casa con el sombrío presentimiento de que había parido a un anormal.
Lo curioso de esta canción, cuyo análisis no requiere de una tesis doctoral, es que le deja a uno pensativo. Sospecho que ningún grupo moderno tendría los cojones de escribir algo tan bestia.
A comienzos del nuevo siglo, ya en solitario, Carbonell trataría de redimirse con un tema más conveniente para una madre. Le puso por título «La madre», qué original, y lo incluyó en el disco en vivo Rock and Roll Alimaña (18 chulos records, 2004).
Sin embargo, para mi gusto, la canción que mejor refleja los malos rollos entre padres e hijos es la divertida y atormentada «Dejadme llorar» (incluida en 30 años de éxitos, el paradójico debut de Toreros Muertos). Eso sí, con «La madre» consiguió que la mujer le dirigiera la palabra por primera vez en años para expresarle toda emocionada: «Cabrón».
El Mirador 5º Aniversario