miércoles, 18 de diciembre de 2024
SACRIFICIO
miércoles, 11 de diciembre de 2024
SABIDURÍA
miércoles, 4 de diciembre de 2024
ALMANAQUE DE SOMBRAS
pero somos dueños de la nada.
Hipotecados por la muerte,
vivimos una vida prestada,
un alquiler
por tiempo limitado.
Lo que hacemos aquí
nadie lo sabe.
Unos procuran la fama;
otros, el anonimato.
Hay quien ayuda a los demás
para encontrar
un sentido.
El amor es
lo único que queda
mientras regresamos
miércoles, 27 de noviembre de 2024
APOCALIPSIS Z
La película, que acaba de estrenar Prime Video bajo la dirección de Carles Torrens, desvirtúa la magnífica novela que Manel Loureiro publicó en 2007 con la editorial Dolmen. En el libro, un joven abogado solitario narra a través de un blog el desmoronamiento de la sociedad en el contexto de una pandemia zombi. Gracias a la primera persona, te involucras en la historia como si se tratara de un videojuego inmersivo. En el celuloide, la historia se cuenta desde la tercera persona. Todo se vuelve tan impersonal y aséptico que el espectador no sufre ni se emociona con los personajes, sino que los contempla desde la más absoluta indiferencia.
Vamos a repasar, uno a uno, los principales papeles del largometraje.
Francisco Ortiz interpreta a Manel, el protagonista. Un desacierto total porque no consigue transmitir la devastación que supone la pérdida de su esposa en accidente de tráfico ni el horror que está viviendo. También ha desaparecido su clásico lenguaje repleto de tacos.
Berta Vázquez es Lucía. Su historia de amor con Manel —la chica aún no ha cumplido dieciocho años y él supera la treintena— se vuelve convencional en el guion. Otra metedura de pata, pues refleja cómo cambian los valores morales en un mundo posapocalíptico.
José María Yazpik da vida a Viktor Pritchenko, el piloto de helicóptero ucraniano que se convierte en el mejor amigo de Manel. Sus largos bigotes rubios y su gran carisma recuerdan a Astérix. En la pantalla, tiene menos sangre en las venas que un muñeco de ventriloquía.
Las adaptaciones de la literatura al cine siempre decepcionan porque la lectura excita la imaginación de una forma inigualable. Sin embargo, este producto descafeinado me parece una traición al libro original. Cómo se echa de menos el trasfondo social de los zombis de George A. Romero.
miércoles, 13 de noviembre de 2024
EL ANIMAL QUE LLEVAS DENTRO
Podríamos caer en la tentación simplista de decir que nos encontramos ante Las edades de Lulú en versión masculina. No obstante, hallo una carga emocional mayor y un lenguaje más poético que en el clásico de Almudena Grandes. Eduardo es un adicto al sexo que se siente culpable de sus inclinaciones. El amor de Cloe, secretaria en el periódico donde trabaja, aplaca sus instintos durante una temporada. Sin embargo, el lobo de la carne solo espera la oportunidad de saltar sobre él y devorarlo.
Como en la canción «Animal» de Luis Eduardo Aute, El antropoide es una defensa del instinto que la sociedad y la cultura domestican siempre que no haga daño a nadie. Ese señor Hyde que todos llevamos dentro y cuya negación suele ser fuente de tanta infelicidad. En tiempos donde la libertad de expresión está cada vez más vigilada por la policía de lo correcto y donde la gente se rasga las vestiduras por cualquier tontería, debo decir que me ha encantado. Ojalá Fernando Parra Nogueras continúe sin reprimir su verbo desnudo. No concebiríamos a Bukowski en plan modoso.miércoles, 6 de noviembre de 2024
AVALANCHA
miércoles, 30 de octubre de 2024
LA SEÑAL
miércoles, 23 de octubre de 2024
SERIE DANIEL VILLENA
DEJA EN PAZ A LOS MUERTOS (2013)
Daniel y Alicia viajan a Londres para ayudar a una desconocida llamada Katherine Waldenfeigh. Curiosamente, la mujer lleva años muerta. Su marido vive solo en una mansión decorada con gárgolas. Es la primera vez que la vida de Alicia corre peligro desde que Daniel recibiera un disparo en el vientre durante su estancia en Gélver.
miércoles, 9 de octubre de 2024
LA AVENTURA
miércoles, 25 de septiembre de 2024
VALENCIA
Del 20 al 24 de junio, mi hija y yo decidimos escapar a Valencia huyendo de las fiestas incívicas por antonomasia: las Hogueras de San Juan. Tenía reserva en el Moontels, un apartahotel situado en un dédalo de calles junto al Mercado de Ruzafa. Al volver la esquina, la iglesia parroquial de San Valero Obispo y San Vicente Mártir. Nunca entramos. Enfrente, el pub gay Templo. Allí se celebraba otro tipo de misas menos ortodoxo, pero igualmente necesario para el espíritu.
Debíamos pulsar un código numérico que abría la puerta de la calle y de la habitación, pero no funcionaba. Cuánto echaba de menos una llave. En las oficinas de Moontels, me informaron de que no se activaba hasta las dos de la tarde. El reloj marcaba la una. La chica de la limpieza se ofreció amablemente a guardar nuestras maletas mientras tanto. Dimos un paseo por nuestros dominios y, de paso, compramos algo de comida precocinada. La espera valió la pena: la habitación era luminosa, tranquila y acogedora. Justo lo que necesitábamos, aunque hubiera que dormir cama con cama como en el servicio militar. El pequeño balcón ataviado con una mesa y dos sillas iba a convertirse pronto en mi lugar preferido.
Al día siguiente, fuimos caminando hasta los Jardines del Turia. Se trata del mayor parque urbano de España. Mientras lo recorremos, noto el influjo beneficioso de la naturaleza. Clara se ha mimetizado con el entorno y no me extrañaría que, de un momento a otro, se transformase en árbol o abeja. Le cuento que, hace exactamente dieciséis años, paseaba por allí en la barriga de su madre. Siento una punzada de melancolía al recordar a mis padres empeñados en llegar andando hasta la Ciudad de las Artes y las Ciencias. No puedo dejar de admirar el Puente del Reino o de las gárgolas, situado después del parque Gulliver. Mi hija se ha abrasado el culo al lanzarse por uno de los toboganes gigantes.
Esa noche, cenamos en la pizzería Popular. Agotados pero felices de haber sobrevivido a la dura vida del turista. El camarero sería el primero de los muchos argentinos que nos encontramos en Valencia.
Cuando
me levanté el sábado, llamé a Moontels porque no sabíamos poner en marcha la
vitrocerámica. Habíamos intentado hervir agua para cocinar pasta el día
anterior y terminamos usando el microondas. El chico que me atendió fue
probando cosas hasta dar en el clavo. Debía pulsar durante diez segundos un
botoncito de seguridad que se usaba para la limpieza. Quedé muy aliviado de no
ser un perfecto inútil, aunque nunca volvimos a usar la placa de inducción. Por
algo estábamos de vacaciones.
Las tardes se convirtieron en nuestro momento de paz. Clara dibujaba o escribía; yo aprovechaba para leer y tomar alguna infusión. Luego salía a pasear por las enormes avenidas; daba igual la que escogieras: en esta ciudad todos los caminos conducen al Turia.
El
domingo visitamos el Museo Iluziona, una excusa para hacerse fotos en tres
dimensiones. Está ubicado en el entresuelo de la Casa Judía, una edificación
residencial de estilo art déco valenciano construida en 1930. Luego nos dejamos
caer por Lush, una tienda de cosmética donde al cliente se le cuida con especial
mimo. También caracoleamos por el Corte Inglés, no lo voy a negar. Allí me
compré un tebeo de Mortadelo y Filemón, quizá tratando de no perder el niño que
todos llevamos dentro.
miércoles, 18 de septiembre de 2024
LA HISTORIA DE PEQUEÑO
En el año 1997, Enrique Bunbury publicó «Radical Sonora». El disco fue mal acogido por un sector del público fanático de Héroes del Silencio y el resto no entendió esa deriva hacia la música electrónica. A mí me pareció un giro muy refrescante. Me lo compré después de pasar más frío que un esquimal cogiendo oliva en el campo de mis suegros.
Para recuperarse de su fallido debut en solitario, Bunbury decidió publicar un disco más y, en caso de que no funcionara, abandonaría la música para siempre. El álbum se llamó «Pequeño», salió a la venta el 6 de septiembre de 1999 y su primer sencillo era El extranjero: «Una barca en el puerto me espera / No sé dónde me ha de llevar / No ando buscando grandeza / Solo esta tristeza deseo curar». En nuestro viaje de bodas por Rumanía, el conductor del microbús nos dejó poner la canción. Realmente, impresionaba escuchar esos violines mientras atravesábamos los Cárpatos. El artista se sentía un extraño en su propio país, pero, aun así, no dejó de intentarlo.
A día de hoy, «Pequeño» me sigue pareciendo una obra maestra. Todas las canciones están guiadas por un afán de claridad, supongo que para alejarse lo máximo de los mensajes crípticos de Héroes del Silencio. El leitmotiv del disco podría palpitar en la nostálgica ¿Dudar?, quizás: «Pero sé que si me das / Un poco de tu cariño / Lo demás no va a importar». Cuando Enrique empequeñece, se agranda como ser humano. Nunca ha vuelto a escribir unas letras tan cercanas, humildes y profundas. Enrique nunca ha vuelto a ser tan Enrique.
miércoles, 4 de septiembre de 2024
MANDERLEY
Mi Manderley es Guardamar y regreso en sueños a los aromas de la infancia. La casa de la calle San Pedro está llena de todas las personas que la habitaron y, algunas noches, como en el hotel Overlook, los fantasmas celebran un conciliábulo que molesta a sus actuales propietarios.
Mis tíos se pasean por el piso de abajo. Angelita enchufa la televisión para ver la telenovela del momento: «Cristal». Juan me ha enseñado a disparar una escopeta de balines. De repente, suena el timbre de la puerta. El primo Antoñico viene de visita: su talante alegre hace que se le quiera como a un soplo de aire fresco. Cantan las chicharras. La tarde declina con esa languidez propia del verano. Sacamos unas sillas a la calle. Por la camisa abierta, asoma la prominente barriga de mi padre.
Si los sofás del salón hablaran, contarían el amor que derroché con Sandra. Besos de nube, de reencuentro, de deseo, de despedida, de comerse a besos. Nos quisimos tanto que acabamos odiándonos.
Poco a poco, la casa se quedó vacía. Las horas pasaban con una lentitud feroz. Llevaba a mis hijos a la playa por la mañana y la abuela los secuestraba al atardecer para arrastrarlos a la iglesia.
Cuando Angelita murió, mi tía de Albatera se lució diciendo que había dejado un hueco muy grande. Siempre fue ancha de carnes y alegre de espíritu. Nunca volveremos a Guardamar, pues se ha convertido en un teatro de sombras. Hasta los desconchones de las paredes me recuerdan que la felicidad está junto a las personas que quieres.
miércoles, 21 de agosto de 2024
RUDY
Jamás ha llegado a ser una figura tan mediática como Pau y Marc, pero Rodolfo Fernández Farrés siempre ha gozado de la fiabilidad de los entrenadores, entre ellos Sergio Scariolo. Por algo será.
Rudy es un jugador eléctrico, protestón de las decisiones arbitrales que considera injustas y anotador como pocos. En sus inicios, nos deleitaron su explosividad de piernas y su capacidad de salto para realizar mates espectaculares. Sin embargo, las lesiones de espalda acabaron con ese don insolente. Supo reinventarse en un gran defensor, un implacable lanzador de triples y un mago de los robos de balón.
Puso su granito de arena para que ganáramos el Eurobasket 2022 con una plantilla de jugadores en transición. En el partido contra Finlandia por los cuartos de final, la bronca que echó a sus compañeros durante el descanso sirvió de revulsivo para darle la vuelta al marcador.
Será imposible no echarle de menos en las cachas y no revisar algunas de sus mejores jugadas. A lo tonto, Rudy Fernández se ha colado en nuestros corazones por su compromiso con la selección. Nunca le he visto arrugar el morro en los encuentros importantes. De hecho, en su último día con la camiseta española venía de una conmoción cerebral por un golpe fortuito con su compañero Juancho Hernangómez. Un baloncestista épico.
miércoles, 14 de agosto de 2024
EL REGRESO
miércoles, 3 de julio de 2024
FICCIONARIO DE CHISTES
Mi sentido del humor deja mucho que desear, pero es mejor tener poca gracia a no saber reírse de uno mismo. Aprovecho para desearos feliz verano.
Que se convertiría en Torqueimada.
Croaccia.
Sor Olla.
Los tacones con plataforma.
Para no resbalarse, porque es curry.
El Pisito.
Germán Coppini.
Aureliano Maldía.
Pedagogó.
miércoles, 26 de junio de 2024
INMUNIDAD
miércoles, 12 de junio de 2024
SAN JUAN
Un hombre se quejaba durante un viaje en metro del mal trago que pasó en las últimas Hogueras de Alicante por falta de aseos públicos. «El alcalde hace una llamada al turismo, pero no instala sanitarios de plástico que acojan a tantas personas», decía enojado.
Juan —llamémoslo así— sufre de vejiga hiperactiva y ataques de ansiedad. La una le hace orinar cuando no quiere y la otra se lo impide a veces cuando lo desea. Es veintitrés de junio. Como todos los años, baja con su mujer a la playa del Postiguet para saltar las olas, un ritual de renovación que coincide con el solsticio de verano. El gentío abruma. La mayoría son jóvenes celebrando botellones, brincando sobre fogatas y encendiendo farolillos rojos que después lanzan al cielo.
Logran salir del paseo marítimo tras empujar, morder, sobar y acordarse de lo bien que uno está en casa. Cenan en una hamburguesería. Juan se agobia debido a la cola de gente que espera para orinar y no echa ni gota.
Pasan el resto de la noche buscando un baño tranquilo, algo casi imposible porque las Hogueras se regodean en el bullicio y la algarabía. No en vano muchos alicantinos emigran. Atraviesan una ciudad sin ley donde la gente evacúa en la calle envalentonada por el alcohol. Llegan incluso a probar fortuna en la Estación de tren, pero el acceso a los servicios está precintado.
Al límite de la resistencia, Juan halla como por casualidad un par de cabinas a la altura de la Plaza de los Luceros. Son las primeras que no pertenecen a una barraca para uso exclusivo.
Bajé en la misma parada que el caballero. Discretamente, deslicé en el bolsillo de su gabardina una tarjeta de mi amiga Lola. Coach emocional. Su lema es que siempre hay tiempo para un abrazo.
¡FELICES HOGUERAS!
Entradas populares
-
La película, que acaba de estrenar Prime Video bajo la dirección de Carles Torrens, desvirtúa la magnífica novela que Manel Loureiro publicó...
-
Queremos creer que el mundo nos pertenece, pero somos dueños de la nada. Hipotecados por la muerte, vivimos una vida prestada, un alquiler p...
-
Bajo la luz de la luna, he hecho lo imposible para que el conde repare en mi existencia. Siempre dispuesta, por ejemplo, a facilitar su alim...