Nadie parece librarse del relax en verano, concebido como un no parar de hacer cosas para evitar la sensación de perder el tiempo.
En mi opinión, el auténtico descanso consiste en aburrirse como una ostra, en no hacer nada de particular. Que me dejen encontrarme conmigo mismo, entablar un diálogo con, en palabras de Eloy Tizón, «ese alguien interior con el que tenemos nuestras más lúcidas conversaciones solitarias —le damos la razón, se la quitamos— y moriremos sin verlo».
Este blog hace un paréntesis estival. Entretanto, un servidor viajará unos días a Bilbao para cumplir con el ritual de las vacaciones y probar alguna tapa que otra. Espero que Mari Carmen Azcona y Alicia Uriarte me guíen. Hasta la vista, mirones.