El Club de Lectura Té con Tagore me
invitó en octubre a leer El reino de los suelos, finalista del V Concurso de Microrrelatos para residentes en la
Comunidad Valenciana.
El acto tuvo lugar en el vestíbulo del teatro Wagner de Aspe. Me desplacé en autobús, animado por asistir a una velada literaria y por conocer la localidad alicantina. El recibidor del teatro estaba presidido por un busto de Alfredo Kraus. Completaban el mismo una mesa de conferencias y medio centenar de butacas rojas. Tomé asiento en una de ellas cuando apenas faltaban diez minutos.
Se acercó a saludarme Nieves García,
escritora y representante del Club de Lectura. Luego siguió derrochando
simpatía entre los presentes. Al rato, dio comienzo la ceremonia. Nombraron a
los finalistas y quien quiso salió a leer su microrrelato. El aire se llenó de
palabras. Cuando me tocó, no perdí la oportunidad de dedicárselo a mi hijo.
La lectura de los tres premiados fue
el colofón del acto, cuyo epílogo consistió en la típica foto de familia.
Después pasamos a tomar un tentempié a la entrada del teatro. Tuve la suerte de
charlar distendidamente con otros escritores sobre lo humano y lo divino.
Incluso recibí alguna felicitación por mi historia. Larga vida al género breve.
Claro que sí, larga vida al género breve y a los que lo hacen.
ResponderEliminarLarga vida a quienes intentamos hacer este mundo menos real y más imaginario.
EliminarUn abrazo.
Frente a los intentos de algunas editoriales de rebajar el relato escrito a un producto de consumo, están los "cuenteros", indomables y prolíficos. ¡Larga vida!
ResponderEliminarUn abrazo.
El relato junto con la poesía son dos géneros rebeldes que no se dejan pescar por el gran público. En eso radica parte de su encanto.
EliminarUn abrazo.