miércoles, 9 de julio de 2014

CINE DE TERROR EN CLAVE DE COMEDIA























Cualquiera que me conozca un poco, sabe que entre mis vicios confesables se encuentra el cine de terror. Es difícil transmitirle a un profano el maravilloso gusanillo de sentir miedo desde la relativa tranquilidad de la butaca de cine o el sofá. Este gusto por los vampiros, las casas encantadas, los zombis, los hombres lobo o las brujas no se puede inculcar; más bien consiste en una inclinación de carácter.
            
Si además de helarte la sangre, una película consigue que eches unas risas habrá logrado, en mi opinión, un extraño equilibrio que profundiza en la naturaleza humana, la cual se debate entre la tragedia y la comedia sin acabar de encontrar su sitio. Ni falta que hace.
            
La comedia o el terror puros nos provocan una agobiante sensación de felicidad o pánico irreales que el género híbrido contrarresta. Sus armas son la imaginación, el humor negro y la sangre a borbotones.
            
Os propongo, antes de ausentarme durante un mes, un pequeño ciclo de cuatro películas para disfrutar a solas, con el perro, con la amante, o incluso con la suegra. La quinta por si no tenéis bastante.
            
Para los curiosos diré que, dentro de poco, me embarco en la más terrorífica de las aventuras: la soledad de un lobo en la ciudad desierta (este año no hay viaje). Qué espeluznante placer. 
            
-El ejército de las tinieblas (Sam Raimi, 1992)
-Zombis nazis (Tommy Wirkola, 2009)
-Noche de miedo (Tom Holland, 1985)
-El espíritu burlón (David Lean, 1945)
-Un hombre lobo americano en Londres (John Landis, 1981)



miércoles, 2 de julio de 2014

CINCO AÑOS DE MIRÓN

                                     
El Mirador, que nació porque sí y acabará cuando no me divierta, cumple cinco años.
            
Me pregunto cómo celebrar este pequeño hito, a quién invito, a quién ignoro. Supongo que me quedo, por una parte, con la gente que me ha aportado algo, que es mucha. Y poco a poco dejo atrás al personaje que me inventé, a ese crápula, que no es más que una máscara donde ocultarse, y voy entrenándome para ser yo mismo, con mis penas y alegrías.
            
En marzo de 2009 colgué la primera entrada de este diario para descarados mirones, para voyeurs, y fue ni más ni menos que el relato Una de zombis. En estos cinco años, he publicado en ediciones Atlantis los libros de cuentos El Mirador y Vareando Nubes, y he participado en más de una docena de antologías de cuento y microrrelato.
            
Publicar es un chute de adrenalina y un orgullo que nadie te puede quitar, pero en los últimos tiempos me gusta ensimismarme en el laboratorio, y ya no lo veo tan importante ni decisivo. Es una etapa más que llega si uno trabaja con seriedad e ilusión en un proyecto. A veces tengo la sensación de que estoy corriendo una carrera contra mí mismo, y me digo que no hace falta demostrarse nada. Supongo que, por eso, es tan apasionante escribir y tan agotador.
            
De las secciones que he creado para el blog, una de las más queridas ha sido las «Crónicas de Lobo López». En ellas he sacado a la luz esa faceta de periodista que todos llevamos dentro. El artículo Lobo en Madrid es uno de mis favoritos.

En los «Cuentos de Lobo López» he intentado dar cabida a los relatos que entraron y no entraron en mis libros. Uno de los más leídos ha sido El videoclub.
            
Sería imposible nombrar a todos los escritores a los que he dedicado una «Reseña literaria», siempre con afán de disfrutar dos veces de la lectura, de criticar constructivamente. Aquí hubo de todo, desde autores agradecidos hasta indiferentes. Unos se mosquearon y otros sencillamente no dieron señales de vida. La ventana indiscreta tiene aroma a clásico.
            
No podía dar carpetazo a este quinto aniversario sin hablar de los «Microrrelatos», una de las secciones más grandes. Tan fácil de leer, tan amena y divertida. El mosquito se lleva la palma.
            
Muchos saludos a quienes me leen en la sombra o me asombran con un comentario. Me enorgullecen los seguidores de cualquier parte del mundo, ya sean americanos, españoles, alemanes o chinos. Para ellos y para mi público femenino va este beso con lengua.


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