El domingo estaba paseando por el parque Lo Morant cuando vi a una mujer sentada a la sombra de un ficus. Apoyaba la espalda en el tronco, lucía unos cascos enormes y vestía una chaqueta blanca larga. De pronto, arrancó a caminar entre las raíces del árbol con los pies descalzos. Me pregunté si aquello era alguna clase de ritual chamánico o si obedecía al simple contacto con la naturaleza. Me encantaría habérselo preguntado. La Navidad no es menos rara que la desconocida. Todo el mundo se empeña en ser feliz como un cocainómano en pleno subidón y quizá, solo quizá, la felicidad consiste en tener los pies en el suelo y no esperar nada. Felices fiestas, mirones. martes, 23 de diciembre de 2025
TARJETA NAVIDEÑA
El domingo estaba paseando por el parque Lo Morant cuando vi a una mujer sentada a la sombra de un ficus. Apoyaba la espalda en el tronco, lucía unos cascos enormes y vestía una chaqueta blanca larga. De pronto, arrancó a caminar entre las raíces del árbol con los pies descalzos. Me pregunté si aquello era alguna clase de ritual chamánico o si obedecía al simple contacto con la naturaleza. Me encantaría habérselo preguntado. La Navidad no es menos rara que la desconocida. Todo el mundo se empeña en ser feliz como un cocainómano en pleno subidón y quizá, solo quizá, la felicidad consiste en tener los pies en el suelo y no esperar nada. Felices fiestas, mirones.
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