Esther Requena es una maestra en el arte de levantar el ánimo, lo cual tiene mérito cuando se trata un tema del que todos andamos un poco hasta los urdangarines (el chiste es del humorista alicantino Rubén Padilla).
Lo primero que llama la atención en Historias de la puta crisis (Atlantis & Netwriters, 2012) es que se trata de relatos engarzados, al estilo de Las mil y una noches, por la misma temática y los mismos personajes. Entre ellos, destaca Charo (cuarentona en paro indefinido), Bea (argentina que domina el arte de la labia), Laura (que se enamora siempre de hombres casados), Simón el Muermo (coladito por Charo desde la adolescencia) y Carmen (pintora enferma de cáncer). El último cuento del libro unifica y da sentido al resto.
El segundo detalle que me parece interesante destacar es el lenguaje empleado por la autora, deliberadamente conversacional y con un punto de emoción, el más idóneo para hablar de una crisis que afecta a amigos, familiares, vecinos. Incluso a nosotros mismos. Porque Charo, «alter ego» de Esther Requena, narra en primera persona sus bretes para sobrevivir, que nos divierten como una película de Charlot. Esa es la magia de la literatura.
La crisis, además, nos vuelve un poco pícaros: aprovechamos la complicidad que surge con un cobrador de la luz, compartimos piso con una amiga para ahorrar dinero, ligamos pidiendo «las tres últimas nóminas, la declaración de la renta y un recibo de luz».
Espero que cuando acaben las ofertas y las sonrisas hipócritas, algunos hayamos aprendido la lección. Entonces saldremos a la calle a charlar con gente como Esther Requena o Enrique Gracia (no olvidemos sus geniales ilustraciones), cultivando en lo posible ese lema de La Bola de Cristal: «Solo no puedes, con amigos sí».
Lo primero que llama la atención en Historias de la puta crisis (Atlantis & Netwriters, 2012) es que se trata de relatos engarzados, al estilo de Las mil y una noches, por la misma temática y los mismos personajes. Entre ellos, destaca Charo (cuarentona en paro indefinido), Bea (argentina que domina el arte de la labia), Laura (que se enamora siempre de hombres casados), Simón el Muermo (coladito por Charo desde la adolescencia) y Carmen (pintora enferma de cáncer). El último cuento del libro unifica y da sentido al resto.
El segundo detalle que me parece interesante destacar es el lenguaje empleado por la autora, deliberadamente conversacional y con un punto de emoción, el más idóneo para hablar de una crisis que afecta a amigos, familiares, vecinos. Incluso a nosotros mismos. Porque Charo, «alter ego» de Esther Requena, narra en primera persona sus bretes para sobrevivir, que nos divierten como una película de Charlot. Esa es la magia de la literatura.
La crisis, además, nos vuelve un poco pícaros: aprovechamos la complicidad que surge con un cobrador de la luz, compartimos piso con una amiga para ahorrar dinero, ligamos pidiendo «las tres últimas nóminas, la declaración de la renta y un recibo de luz».
Espero que cuando acaben las ofertas y las sonrisas hipócritas, algunos hayamos aprendido la lección. Entonces saldremos a la calle a charlar con gente como Esther Requena o Enrique Gracia (no olvidemos sus geniales ilustraciones), cultivando en lo posible ese lema de La Bola de Cristal: «Solo no puedes, con amigos sí».
José Antonio, compañero del alma, compañero...mil gracias por la reseña que, fíjate, me llega para levantarme el ánimo en un momento de "crisis literaria".
ResponderEliminarA ver si nos vemos y charlamos, que tenemos mucho para hablar.
Un abrazo enorme desde Ávila la esteparia, con Gredos nevado de telón de fondo.
Te confieso, Esther, que yo siempre estoy de crisis literaria. No sufras, la creatividad es como el ave fénix. Renace en las cosas pequeñas.
EliminarEstoy seguro de que charlaríamos largo y tendido. Gracias por hacerme ver la crisis con otra cara.
Un abrazo.
Gracias por esta amable reseña de un libro tan interesante como el de nuestra amiga Esther.
ResponderEliminarPara mí fue un placer acompañarlo con mis ilustraciones.
Un abrazo
La crítica literaria, Enrique, debe ser amable. Nunca agria. Si no te ha gustado un libro se nota mucho.
EliminarUn abrazo.
Buena, primo. Lo tengo pendiente; supe de él a través de Netwriters.
ResponderEliminarCuando quieras te lo presto. Pero te costará una cerveza.
EliminarAsí,de inicio hay doscosas que me gustan: uno, que apunte a levantar el ánimo, dos, que sean historias engarzadas, con los mismos protagonistas.y si decis que las ilustraciones son geniales...qué más pedir!.
ResponderEliminarMuy buena crítica.
=)
Una de las cosas que nos quitan cuando nos hacemos mayores son los dibujos de los libros, Neogéminis. Estoy tan en contra como en hacerme mayor.
EliminarGracias por pasar.
Un abrazo.
Me parece muy interesante lo que cuentas de este libro, y seguro que leer relatos divertidos es una buena forma de soportar la crisis. Lo tendré en cuenta. ¿La reseña? Genial.
ResponderEliminarUn abrazo.
No creas, Maribel, en este libro se tratan temas muy duros, pero su autora maneja con maestría el humor para que no nos atragantemos.
EliminarUn abrazo.
El libro de Esther, os puedo asegurar que es una extraordinaria escritora, es una de las mejores maneras de afrontar la cuesta de enero, la de febrero… Es la cara más amable con la que me he encontrado en esta puta crisis. Comienzas a sonreír con la primera hoja, y no dejas de hacerlo hasta el final.
ResponderEliminarGracias, Jose, por esta crónica. Si volvemos a vernos en Madrid, tenemos que ir al comedor de los «Hare Krishna» :-)
Besos y abrazos.
Me encantaría, Mari Carmen, asistir a una conferencia del hermano Krishna D. Nihalatputra. Ese nombre me suena y no sé de qué.
EliminarUn abrazo.
Jose, gracias por traernos algo divertido, creativo e imaginativo relacionado con la crisis, como lo es este libro. Desgraciadamente, todo lo que se relaciona con el tema es para deprimirse.
ResponderEliminarEnhorabuena a Esther por apuntar alto en esta época, a Enrique por haberla acompañado y a ti por esta estupenda crónica.
Un abrazo.
Estoy harto de tristezas, Alicia, te lo digo de verdad. Todo es según el cristal con el que se mire. Y Esther nos ayuda a mirar más allá de nuestro ombligo.
EliminarUn abrazo.
Yo tengo pendiente un libro cortito de relatos sobre la crisis de esta misma editorial.
ResponderEliminarRecuerdo este del que nos hablas de la nota de prensa.
Muy propio para amenizar los tiempos que vivimos, desde luego :D
un besote
Existirán ya muchos libros que giren en torno a la crisis, y no sólo de relatos. Ojalá transmitan tanta esperanza como el de Esther Requena.
EliminarUn abrazo.