miércoles, 18 de noviembre de 2015

EL SOLITARIO EN OTOÑO
























Tengo una teoría: los libros llegan a nuestra vida cuando deben llegar, ni antes ni después. A veces, me sorprende que la acción de una novela suceda en la estación del año en que estoy leyéndola o que diga cosas de mi vida que ni yo mismo me atrevo a admitir.

Habitación sin vistas (Amazon, 2015) parece escrita para mí, hijo único nacido cuando mi madre contaba cuarenta años. Afortunadamente, las coincidencias terminan ahí y puedo disfrutar la historia que inventa Maribel Romero sin atormentarme como su protagonista.

Ignacio, un joven de treinta y cinco años, lleva cuatro encerrado en su habitación. Solo. Sin querer ver a nadie. Su madre cuida de él, pero arrastra una culpa por un hecho luctuoso del pasado. Una psiquiatra tratará de sacarlo de esa muerte en vida.

Con este feroz argumento, arranca la que posiblemente sea la novela más oscura de Maribel Romero hasta la fecha. Contribuye a esa oscuridad el personaje de Carmela Lizón. Esta madre posesiva, beata y obsesionada por el qué dirán recuerda a la tétrica señora Danvers de la película Rebeca (Alfred Hitchcock, 1940). Dice el hijo de ella: «Nunca soportó que me encariñara con nadie, fuera perro o persona. No quería a mis amigos en casa…»

Una vez planteado el nudo, Mónica Beltrán aporta luz para que la historia avance. La psiquiatra necesita averiguar la verdad a toda costa. Es el único modo de ayudar a Ignacio. Durante la lectura, he fantaseado con que está un poco enamorada de él aunque no lo haya visto nunca.

Combinando de sabia manera la primera y la tercera persona, la autora nos llevará a un final de infarto donde el ser humano revuelve las tripas. Sin embargo, Habitación sin vistas va más allá. Plantea dónde acaba el ejercicio de la paternidad. Yo creo que donde empieza la vida de nuestros hijos.


9 comentarios:

  1. Pues es cierto, Jose. Hace unos días pensaba en esas coincidencias: hijo único, madre madura...

    La idea de una persona encerrada en una habitación me obsesionaba desde hace tiempo, desde el punto de vista literario, pero me parecía un reto difícil. Un final me atreví.

    Muchísimas gracias por la reseña, impecable como siempre.

    Un abrazo.

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  2. "Al final me atreví" (esto de escribir con el iPad)...

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    1. A mí me ha parecido un reto ejecutado con la maestría que te caracteriza, muy teatral si me permites el apunte. Se podría llevar a escena perfectamente.

      Un abrazo.

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    2. Gracias, Jose. Quizá la novela corta tenga mucho de guión, por sus especiales características. A mí me ocurrió con "El perfil de los sueños". No veía obra de teatro, pero sí una película. Si alguien se atreve...

      Un abrazo.

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    3. Nunca se sabe, amiga. Hay que vivir con los pies en el sueño.

      Un abrazo.

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  3. Jose, muchas gracias por esos apuntes sobre la lectura de Habitación sin vistas.
    Es sorprendente que frente a lo que ha de conducir nuestras actuaciones como padres-madres sea el amor, más allá del deber o la responsabilidad, haya casos, como el de la madre de Ignacio en las que al parecer predominan otros sentimientos más posesivos.
    Por lo que comentas, adivino una trama cargada de altas dosis de profundidad, emociones y sentimientos por descubrir.

    Enhorabuena por la reseña y gracias a Maribel por ser capaz de seguir abriendo creativos caminos literarios en un habitáculo de unos escasos metros cuadrados.

    Un abrazo.

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    1. La madre que dibuja Maribel es realmente terrorífica. Por eso, hablo en la reseña de su novela más oscura. Además, demuestra que con escasos escenarios y personajes se puede construir una trama muy interesante.

      Un abrazo.

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  4. Tengo la novela desde hace tiempo y tengo muchas ganas de leerla, ahora con tu reseña muchas más... Creo que voy a adelantarla unos puestos en la lista de pendientes. No he leído nada de Maribel pero el tema me llama muchísimo.
    Un beso

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    1. Es una novela que demuestra que el auténtico terror se halla dentro de nosotros, en la dificultad para asumir determinadas realidades.

      Un abrazo.

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