martes, 7 de febrero de 2017

PALABREJAS Y PALABROTAS
















Pillaron a Luis como vulgarmente se dice con las manos en la masa. Los ojos desorbitados, las manos ensangrentadas, el cuchillo entre los dientes, una risilla siniestra. En medio de un charco de sangre yacía el comercial que, con subterfugios, le había hecho creer que era revisor de la luz para intentar que cambiara de compañía eléctrica. En las noticias apareció como presunto asesino.

Denunciaron a Marta por corrupción. Nadie tenía la menor evidencia del asunto, pero al día siguiente los periodistas ya la acosaban a la puerta de su domicilio. Pocas horas después, los medios de comunicación se hacían eco de la noticia. La gente la insultaba mientras recogía a sus hijos del colegio. La alcaldesa estaba imputada.


11 comentarios:

  1. Existen palabras que se han convertido en fetiches del periodismo, eufemismos de la política, burocracia de la justicia e insultos a la inteligencia de la población (véase como ejemplo la sustitución de la palabra "imputado/a").

    ¿Te das cuenta de que, en el siglo XXI, los sencillos ciudadanos continuamos alimentando el folklore con cuentos que advierten de la voracidad de los "lobos feroces"?

    Un abrazo.

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    1. No puedo estar más de acuerdo contigo Esther.
      Es triste cuando se deja de llamar al pan, pan y al vino, vino.
      Nadie sabe cómo vinieron determinadas palabras.
      Un abrazo.

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    2. Yo siempre pienso, Esther, que hay una vida detrás de todas las personas (aunque sean personajes públicos). Pero no hay vida detrás de estas dos palabras. Sólo interés.

      Un abrazo.

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  2. Pues sí, a veces lo "políticamente correcto" es tan complicado que uno no sabe cómo decir las cosas para no herir susceptibilidades y en otros casos los propios medios de comunicación son los encargados de linchar a las personas antes de que haya el menor indicio de que haya cometido ningún delito....
    Das justo en el clavo, cómo siempre!
    Un beso

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    1. No me gusta la sociedad de lo políticamente correcto. Supongo que, por eso, se crean palabras estanco que no quieren decir nada. Para el amor se ha creado febrero, figúrate la memez.

      Un abrazo.

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  3. Palabras que se han ido adentrando para formar una tela de araña que parece inexpugnable, olvidando el código ético por lo "políticamente correcto" que nadie sabe lo que es.
    Un abrazo.

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    1. Bienvenida, Rosa, a mi humilde rincón. Los que llamamos a las cosas por su nombre, como creo que tú haces, conocemos palabras para reír y para llorar. Es hora de denunciarlas.

      Un abrazo.

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  4. Conviene recordar el principio de "la presunción de inocencia". Nadie es culpable mientras no exista contra él una sentencia firme de condena.
    Los juicios paralelos que abren los periodistas sobre cualquier caso hacen mucho daño. Si a esto le sumamos que las personas, por naturaleza, somos retorcidas, mejor que no nos pillen nunca ni como "presuntos" ni como "imputados", porque la sentencia nos la dictará, sin titubeos ni juicios, la propia sociedad.

    Buen tema, buen domingo.

    Un abrazo.

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    1. Oigo todos los días a personas que se atreven a poner el grito en el cielo por la cantidad de políticos corruptos, es decir, ponen en duda su honor. Restemos a los imputados. Concedamos la presunción de inocencia. La cifra es mucho más pequeña que lo que nos vende la frivolidad de los medios de comunicación.

      Un abrazo.

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  5. Jose, bien sabemos que el mundo de las palabras es un continuo ir y venir. Una pena que muchas de ellas no se queden definitivamente como moribundas. Últimamente da pena leer y escuchar el vocabulario de los medios de comunicación. En fin.

    Un abrazo.

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    1. Lo peor de todo es que detrás de las palabras hay historias y detrás de las historias, personas. No podemos reducir las cosas a blanco o negro, a "presunto" o "imputado". Hay más colores en la paleta.

      Un abrazo.

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