El guarda enfocó con su linterna al visitante rezagado. «El museo cierra en diez minutos», dijo temeroso de haber visto un humano.
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Cuento chistes malos ante la estupefacción de amigos y familia. No lo puedo evitar. Son tan malos que me río yo solo. Aprovecho para desearo...
Paradójico.
ResponderEliminarQueda demostrado que las linternas siempre iluminan lo imposible con sus haces de luz. ¡Cuántas veces no habremos jugado de niños con su magia!
Un abrazo.
Imposible es una palabra que no existe en el vocabulario de un escritor.
EliminarUn abrazo.