Acababa de visitar el cuerpo incorrupto de la monja. Un pobre me dio los buenos días en el vestíbulo de la iglesia, y busqué unas monedillas que tintinearan en su vaso. Entonces noté la falta en el bolsillo.
Regresé al interior y pregunté al párroco. Se encogió de hombros. Fui a interrogar a una beata que se santiguaba frente a la urna de cristal, y me dijo que guardara silencio. Observé que miraba fijamente un punto. Las manos de la monja cruzadas sobre el pecho. Mi cartera debajo.
Al susto siguió la perplejidad, y luego la cólera.
En este país, pensé, no se libra ni Dios.
Hay que reconocer que para contrarrestar semejante purulencia de cinismo e hipocresía hace falta recargar la pluma con sentido del humor, y cuantos más colorines usemos, mejor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Humor sí, pero colorines ¡noooooooooooo! Estoy convencido de que tú le añadirías al texto unos bonitos emoticonos.
EliminarUn abrazo.
Querido amigo:
EliminarInfravaloras el poderoso sarcasmo que encierra un dibujito, o un colorete, situado en el lugar y momento oportuno.
¡Larga vida al humor negro!
En la catarsis hallamos la paz, en el papirotazo, el consuelo.
Un abrazo.
Como Charlot, soy en blanco y negro.
EliminarUn abrazo.
Menos mal que tenemos el paraguas del humor para afrontar la que está cayendo. Eso si, no te olvides de llevar buenas botas, que la hipocresía resbala mucho.
ResponderEliminarQué texto tan inteligente, Jose, enhorabuena.
Besos y abrazos.
Creo que necesitamos una buena dosis de humor en un mundo cada vez más malhumorado, y con razón.
EliminarUn abrazo.
Jose, al mal tiempo buena cara. Eso es lo que nos has demostrado con esa ironía que tan bien cultivas. No sé, a este paso acaso algún día no nos quede otra que robar al que nos ha robado. Al fin y al cabo, el que roba a un ladrón tiene mil años de perdón.
ResponderEliminarUn abrazo.
Al menos te he robado una sonrisa, y me he quitado un poco de encima la preocupación escribiéndola.
EliminarUn abrazo.
Jajaja... Que no falte el humor, porque si nos ponemos verdaderamente serios nos liamos a mamporros, menudo país. No te puedes fiar de nadie. Ya lo dejas tú bien clarito.
ResponderEliminarMuy buen texto.
Un abrazo.
Yo antes pensaba que eran unos cuantos casos aislados. En realidad, son unos aislados casos quienes no han metido la mano en la caja.
EliminarUn abrazo.