martes, 6 de diciembre de 2011

MATERIAL INFLAMABLE


















No supe que estaba enamorado de ella hasta años más tarde, cuando esquivé su mirada. Pensé que ya no me acordaría de su vestido blanco ni de sus ojos añil, tan profundos que algunos perecimos en sus insondables aguas. Me ruboricé de tal modo que huí para que mis padres no me vieran, pero me obligaron a saludarla. La inolvidable seño ahora sonroja a mi hijo.


Incluido en la antología Cachitos de amor, publicada por Acen.

6 comentarios:

  1. Pues la seño es todo un personaje. ¿Primero el padre y después el hijo?
    Me gustan las cosas de Alfonso y Clara, la inspiración que te proporciona el universo infantil.

    Un abrazo en día festivo.

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  2. Pues yo a mi profe de dibujo en bachillerato solo le perdoné que se echase novia porque se trató de mi profesora favorita, la de Física y Química ja,ja,ja. Otras no le perdonaron nunca, vamos las que fueron por letras ja,ja,ja.

    Buen momento creativo y además, como siempre, nos has sorprendido con la música.

    Un abrazo.

    Un acento, tuvo la culpa del borrón.

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  3. En realidad, Maribel, a todos los tíos nos ocurre lo mismo: la seño es la primera mujer que nos hace tilín... si exceptuamos el complejo de Edipo.

    Un abrazo.

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  4. Es normal enamorarse del profesor o la profesora de turno, Alicia. Afortunadamente, eso pasa, aunque en nuestro subconsciente queden ciertas fantasías.
    Me alegra que te guste Juan Rivas; no es que cante como los ángeles, pero es ideal para estados de ánimo peligrosos.

    Un abrazo.

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  5. Pues cómo será la seño que todavía le hace tilín al padre y al hijo.

    Qué yo recuerde, de entre mis profesores,
    pues...Jo, me lo pones complicado, la mayoría eran tan antiguos como los edificios. Quizás, D. José María, el rubio, ( es que teníamos otro que era el moreno) Mi profesor de Historia y Geografía de octavo, que no estaba del todo mal, y tenía un mini moniiiiiiiiiisimo. Qué tiempos...

    Besos y un fuerte abrazo.

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  6. Las seños no tienen edad, Mari Carmen. A mi madre, que fue seño durante muchos años y ahora está jubilada, aún la paran por la calle sus antiguos alumnos.
    El tiempo lo idealiza todo.

    Un abrazo.

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