Bueno, pues ya fue.
No fue como la primera presentación, ni como la del crack de Álvaro (mi más sincera enhorabuena), pero estuvo más en consonancia con mi forma de ser y de vivir. Yo soy un tipo más bien tímido al que le gusta escribir para entenderse y para expulsar ciertos demonios. Odio los saraos editoriales.
Allí estuvieron unas amigas de Valencia, mi mujer y el también escritor José Ángel Ordiz, que resultó ser una gran persona. Entablamos una conversación animada. De él he aprendido que la invisibilidad en este mundo es un gran placer. Gracias, maestro.
Por cierto, si vais por Valencia pasaros por Casa Paquito (C/ Quart, 10). Se come de puta madre a un precio irrisorio. Hacen un confit de pato para chuparse los dedos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Entradas populares
-
Mi hija dice que no le entusiasma leer cuentos, pero los míos sí le gustan. No he indagado en sus razones, aunque las imagino. Cuando uno em...
-
He pasado las Hogueras de San Juan en Guardamar del Segura, el pueblo de mi madre. El piso de alquiler me fascinó desde el principio. Tenía ...
-
—Te dije que no viéramos esa peli de terror, que iba a darte miedo. —Papá, eres tú el que has venido a mi cama. —Ya,...

¡Bueno, monsieur! Enhorabuena de curasao. Me he perdido las dos, pero ¡por esta! que tú y yo acabamos compartiendo unas cañas y unos cacahuetes como Dios manda. ¡Anda que no tenemos cosas de que hablar!
ResponderEliminarSaludos mortífagos desde el Mandril (¡esnif!).
Álvaro.
A lo mejor nos vemos y no se nos ocurre nada que decirnos; o igual nos enganchamos y no podemos parar. Temas no nos faltan: cine de podridos, literatura, el editor...
ResponderEliminarHasta pronto.
Jose