No has pegado ojo. Hoy vas a reunirte con tu primer amor en treinta años. Estuvo muy simpática el día que hablasteis por teléfono, tanto que igual monta una escena con carácter retroactivo en el solitario café donde habéis quedado. Solía ser celosa. Dejas el móvil en casa; evitas así la tentación de enseñarle fotos familiares. Ella se ha convertido en una solterona. Mientras suplicas la aprobación del espejo, tu antigua novia admite que nunca se rio tanto como contigo. Por esa causa, jamás te tomó en serio. Llegas a la cita con casi una hora de retraso. Ella frunce el ceño, los labios, las palabras que pronuncia. Cuando dice adiós, lees entre líneas que la olvides. Sucede lo inimaginable: sonríe, se alegra de corazón, te abraza. Pasáis una tarde macanuda.
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Pues llegando casi una hora de retraso es raro que la cita saliera bien. Pero las oportunidades pueden surgir en cualquier momento, desde cualquier rincón.
ResponderEliminarEs esta coquetería masculina que me lleva por el camino de la amargura. En la vida real, soy puntual.
EliminarUn abrazo.
Si hubiese sido yo, no te esperaba más de 10 minutos!
ResponderEliminar=D
Solo es una de las cinco variantes de la misma historia: tú eliges la que más te guste.
EliminarUn abrazo.