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Me gusta esa palabra, cuentereo, me suena mejor que cuentista,
ResponderEliminarFeliz sea tambien para ti este 2015,
Un saludo.
A mí también me gusta, quizá porque la palabra cuentero tiene un aire hispanoamericano.
EliminarUn abrazo.
Buenísimo!... mi hermano, cuando era chico, decía que si uno se peinaba con el peine y con el plumero, plumereaba, con la escoba, entonces, "escobeaba"
ResponderEliminarQué creatividad lingüística la de los niños. Es una pena que los planes de estudio solo contemplen llenarlos de conocimientos.
EliminarUn abrazo.
Las cosas de Alfonso y Clara son siempre fabulosas, tal vez se deba a que su mamá y su papá son excepcionales.
ResponderEliminarUn abrazo a la familia Candy.
Gracias por la parte que me toca, aunque intento que nunca se crean mejores que los demás. Ahí radica la verdadera genialidad.
EliminarUn abrazo.
Cuando mis hijos eran pequeños los enseñé a "bicicletear". Cierto día el mayor vino muy enfadado porque le dijo a un amigo: ¿bicicleteamos?, y por la reacción del amigo y de su madre descubrió que el término no estaba en la RAE. A mí lo de inventar palabras o darles la vuelta me ha gustado siempre.
ResponderEliminarVeo que Alfonso se va pareciendo cada vez más a tu mujer y Clara cada vez más a ti. Al final todos os pareceréis a Candy (eso dicen los expertos).
Cuidado con ese libro que estás leyendo, dicen barbaridades de él.
Que sea un buen año. Un abrazo.
A los adultos nos hace mucha gracia cuando un niño inventa una palabra, pero esto en Lingüística se llama recursividad, y no sería la primera vez que una palabra, de tanto repetirse, acaba en el DRAE.
EliminarEso dicen, que Clara se parece a mí físicamente. Sin embargo, Alfonso ha heredado mi carácter: siempre está en su puto mundo.
Nunca me ha preocupado lo que dicen los demás de los libros; sólo me atengo a mi experiencia.
Un abrazo.
Jose, se os ve muy bien. Un maravilloso grupo de cuatro, que no cuatreros, con la mascota.
ResponderEliminarQue el paso de este 2015 no os haga perder la ilusión, que no quiere decir que os convirtáis en ilusionistas, y que os acompañe la armonía, que no quiere decir que toquéis la armónica.
Un abrazo.
Será que nos ves con buenos ojos. Los chavales son un poco bandidos, el padre bastante vividor y la madre algo bruja.
EliminarUn abrazo.
Pues me encantan esos sufijos.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias. Lo que hace a cada artista único es la forma de combinar.
EliminarUn abrazo.
Los niños y las palabras… Curiosamente hay mucho de lógica en ellos. Recuerdo que cuando mi hijo era pequeño, había palabras que solo las conocía en euskera, pero que, sin embargo, las acomodaba al castellano, añadiendo los sufijos necesarios, incluso sin conocer la gramática. Por ejemplo, “luzea” que significa largo, terminaba convirtiéndose en Luzado, para decir que algo estaba estirado.
ResponderEliminarCómo me gusta que compartas las anécdotas de tus hijos y me encanta veros a los cuatro. Gracias por compartir.
Besos y abrazos a todos.
Qué anécdota más bonita me has contado, y se nota que la recuerdas con cariño. Los errores lingüísticos no solo sirven para abochornar a los chavales de mayores delante de los amigos. Que también.
EliminarUn abrazo.