Por culpa de una caja de rollitos de anís
contaminada, el paciente cero mordió a Carlos Mazón en la yugular. De cadáver
político pasó a muerto viviente y, olvidada en cualquier parte la caña con
romero, fue abriéndose paso a dentellada limpia. Pronto la romería se convirtió
en romeriana. Cientos de peregrinos con andares lentos, mirada perdida y ropas
manchadas de sangre atraviesan la Avenida de Denia, que desemboca en Santa Faz.
Me salvé porque un policía golpeó al zombi que iba a morderme con un Bacardí
incautado en un botellón. Espero oculto en la Finca San Clemente un rescate que
tal vez nunca llegue.
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Por aquí decimos que vuestro Mazón se marchará cuando cumpla la edad para cobrar esos 75.000 euros durante 15 años, lo demás le importa un bledo.
ResponderEliminarSaludos
Puede que consiga ese dinero, pero lo más probable es que no vuelva a dedicarse a la política.
EliminarSaludos.
A veces tanto daño no lo ha podido cometer uno solo, de ninguna guerra el soldado es el culpable. Un abrazo
ResponderEliminarEs evidente que se ha rodeado de una panda de ineptos.
EliminarUn abrazo.
Bendito Bacardí que evitó una tragedia.
ResponderEliminarSaludos.
La romería de Santa Faz era pasto de botellones hasta que, hace siete años, la policía logró erradicarlo mediante una campaña de "tolerancia cero" al alcohol. En el microrrelato, por tanto, hay un deliberado anacronismo.
EliminarSaludos.
Tela marinera... Y ahí sigue.
ResponderEliminarMás viva que nunca. Cualquier alicantino lleva la romería en la sangre.
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