En la última escena de Abierto hasta el amanecer (Robert Rodríguez, 1995) Juliette Lewis le pregunta a George Clooney si puede acompañarlo a un lugar llamado El Rey, y este le responde: «Quizá sea un cabrón, pero no soy un puto cabrón».
El mundo del cine y la literatura está lleno de canallas simpáticos, y cuanto más dura parece la piel más tierno es el fondo. Es el caso de Daniel, alter ego y travieso protagonista de Parásitos (Amazon, 2013), la novela de Álvaro de la Riva que las editoriales convencionales no se atreven a publicar. Pero no es el único canalla, ya que Burt Deenah, su jefe, y la atractiva Linda Hart esconden sus sentimientos tras las máscaras que se han confeccionado para no sufrir.
Si a estos personajes parasitarios le unimos una trama de ciencia ficción con desparrames cómicos nos hallamos ante una novela ciertamente curiosa.
Todo empieza con la aparición de tres seres encapuchados que podrían ser extraterrestres. Desgraciadamente, no hablan ni una palabra. Daniel, antiguo empleado de la embajada de Estados Unidos, es requerido por su viejo jefe, Burt Deenah, para que se comunique con los supuestos alienígenas. El método que utiliza Daniel no resulta muy ortodoxo pero sí francamente divertido: sólo borracho como una cuba puede entender lo que dicen los seres.
Desde este instante, la hilaridad de la narración se alterna con frases de alta calidad literaria: «El mundo de los sentimientos es como la gabardina del contrabandista de un callejón: está lleno de bolsillos ocultos, donde se guardan los objetos más sorprendentes e inesperados». Y con alusiones cinematográficas al género de terror y ciencia ficción: «Pensé racionalmente que este ejemplar, en todo igual a Juan, era al fin y al cabo como un niño, y como decía aquella película, ¿quién puede matar a un niño?».
Pero ahí no acaba todo: Parásitos contiene una historia de amor ante la cual Ingrid Bergman y Humphrey Bogart se quitarían el sombrero. Porque engancha como el abrazo que están a punto de darse Linda y Daniel.
Si una novela consigue que rías, es recomendable. Pero si, además, logra hacerte llorar… entonces se convierte en imprescindible. Ustedes deciden si continúan alentando el aburrido panorama literario español o se pasan al lado oscuro. Álvaro de la Riva es un escritor irrepetible.
¡Lobo!
ResponderEliminarMil gracias, por supuesto y lo primero. Creo que esa definición de "desparrames cósmicos" es la que andaba buscando para explicar por dónde van los tiros de esta novela... Con la que ando ahora estoy todavía más desparramao. Desparrame Cósmico. ¡Me encanta!
Un honor, muchacho. Parafraseando al bueno de Clint, you made my day. ¡Ow yeah!
Anotada, primo.
ResponderEliminarGracias a ti, Álvaro, por alegrarme la vida con buena literatura. Si alguna editorial se atreve con la publicación, me ofrezco voluntario a presentártelo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si quieres te paso la novela, primo, con permiso de Álvaro. Que rule, que rule como un buen porrillo...
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Mi permiso? Por supuesto, qué cosas tienes, jejeje. Graciax :)
ResponderEliminarJose, ya vuelvo del blog de Alvaro. Me parece una idea estupenda lo de que cada uno ponga el precio a su novela dependiendo de lo qué su lectura le haya aportado. Como sé cómo ir a su blog, cuando acabe el listado de libros que tengo pendientese la pediré su obra para participar en esta nueva modalidad de edición autónoma.
ResponderEliminarUn abrazo.
Fantástica reseña, Jose. Desde luego la novela promete con ese argumento, me ha parecido muy cinematográfica y de gran ingenio. Le deseo suerte a Álvaro, creo que tiene un corazón demasiado grande para los tiempos que corren, pero su propuesta para distribuir la novela merece, como mínimo, un aplauso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estaba convencido, Alicia, de que te interesaría esta peculiar iniciativa de nuestro compañero Álvaro. Sé que te encantará la novela.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué fácil escribir una reseña medianamente decente, Maribel, cuando el libro te ha proporcionado diversión a raudales. Y sobre escritores con corazón, creo que encabezas la lista.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, José Antonio por tu blog. Me permite entrar a pié firme en la lectura! Un abrazo.
ResponderEliminar¡Gracias por los comentarios! Hombre, económicamente hablando la cosa no va, precisamente, pero la va leyendo mucha gente y de momento esa es la intención; y suscribo lo del corazón, seguro que el de Maribel es más grande que el mío. Yo sólo quiero un chaletito en California junto al mar para dormirme al arrullo de las olas; que al son de las bocinas, pues como que me cuesta pegar los ojos.
ResponderEliminarDe todos modos, ¡gracias de nuevo!, toda petición al email será atendida con gran contento, y toda crítica, por malvada que sea, ¡también!
Gracias a ti, terecita, por leerme. La literatura tiene eso: junta a las personas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Álvaro, yo también me apunto al chalet en la playita, aunque una vieja barca abandonada también me sirve.
ResponderEliminarPor cierto, si tienes ebook te envío por correo MENTES VACÍAS (con el permiso de Maribel, claro).
Un abrazo.
Eso, un abrazo junto al pacífico, que dicen que no tiene recuerdos, jejeje. Te dejaré llevar tu esquife a mi chalet, lo guardamos en el garaje de meter cachivaches.
ResponderEliminarY sí, tengo ebook (Sony), así que si procede... ¡marchando!
Ya te he enviado la novela de contrabando. Quítate la dentadura postiza para leerla.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Voy!
ResponderEliminar