El guarda enfocó con su linterna al visitante rezagado. «El museo cierra en diez minutos», dijo temeroso de haber visto un humano.
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Mi padre utilizaba algunas palabras que se me han grabado a fuego en la memoria afectiva. Asombra que un hombre sin estudios tuviera la capa...
Paradójico.
ResponderEliminarQueda demostrado que las linternas siempre iluminan lo imposible con sus haces de luz. ¡Cuántas veces no habremos jugado de niños con su magia!
Un abrazo.
Imposible es una palabra que no existe en el vocabulario de un escritor.
EliminarUn abrazo.