Se cumple un año de la publicación de mi primer libro de relatos, y en todo este tiempo no he podido olvidar a Rodrigo del Lago, que contribuyó a disipar las dudas que todo escritor novel tiene en sus comienzos.
Que conste que escribir sobre Narraciones Carpetovetónicas (Ediciones Ochenteras, 2008) no responde a ninguna obligación por mi parte. Si el libro fuese un rollo, lo diría sin pestañear. No es ese el caso.
Desde el principio, me atrajo el coraje de una publicación en solitario al margen de las férreas normas establecidas por las sosas editoriales y, sobre todo, ese arrebato un poco onanista de dedicárselo a sí mismo. Pese a ello, convendría evitar algunos descuidos ortográficos como el “así mismo” (pág. 137) o el “tan bien” (pág. 49).
Casi me caigo de culo al penetrar en el mundo de este autor. Menos mal que dejé a un lado todos los prejuicios. A esa particular verborrea que se gasta, muy del gusto de escritores como Eduardo Mendoza, se une esa violencia inocente de las películas de Charlot y de los tebeos de Ibáñez. Tan inocente como necesaria en una sociedad cada vez más hipócrita. Como Tío la Vara, el mítico personaje creado por José Mota, Rodrigo del Lago da mamporros a diestro y siniestro a una humanidad que discrimina al débil y al distinto. Saca auténticos diamantes de la basura. Me viene a la cabeza Rodolfo, el ser más patético que haya sido descrito jamás y que en manos de este escritor se convierte en alguien luminoso.
Su pluma es capaz de convencerte de que el humo deja en el aire un poético carajo, de que un estudiante vende sus chuletas a precio de oro, de que la gente confunde a un feligrés barbudo con un peligroso talibán. Es un artista del malabarismo, del más difícil todavía. Y sale indemne de sus piruetas. Todo ello aderezado con el espíritu nostálgico que palpita en el libro. Se mitifica la España de los ochenta, cuna de las mirindas, Naranjito, Paco Martínez Soria, Espinete; marcada por alguna serie extranjera como la mítica Fama o Corrupción en Miami; devoradora de películas de la talla de Regreso al Futuro, La Guerra de las Galaxias, Grease…
A partir de hoy, guardaré este libro en la vitrina de mi corazón, ésa que dedico a los escritores míticos. Los únicos que han logrado que suelte la carcajada. Dos frases me devolverán siempre la sonrisa: “¡Tía, dime quién es tu ginecólogo para que le chupe el dedo!” y “…una insaciable putarraca desquiciada”.
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Jose Antonio, si quieres que te diga la verdad, no sé como empezar este comentario para presentarme. Lo voy a intentar.
ResponderEliminarEstimado compañero, llevo leyendo tu blog desde que acudiste a la presentación del libro "El Pintalabios" de nuestra amiga bloguera común Maribel. Fue tu comentario sobre el mismo y la pista que nos dejó Maribel la que me permitió tomar el atajo que me condujo a tus territorios.
Quisiera comentarte que me gusta como escribes. En particular lo directo que eres y a pesar de ser más joven que yo, soy de la década de los 50,la amplia cultura oculta que no puedes evitar transmitir. También me gusta tu crítica irónica sobre algunos temas y lo detallista que eres en tus descripciones.
Seguiré leyendote y en la medida que pueda te dejaré algún comentario. No podré leer, ya sabes ... las prioridades, todos los libros que vayas comentando peró será un placer disfrutar, como hasta ahora, de lo que vayas contando. En todo caso te seguiré tropezando en "Ocurrió en febrero". Intentaré hacerme con tu libro.
En parte comparto contigo la profesión ya qué soy profesora de Física y Química de un instituto y he leído que tú lo eres en una academia.
Por último decirte que yo no sueño con ser escritora, ni con publicar un libro pero compartir momentos y acompañar a los que persiguen esos sueños me ha gratificado, desde hace algo más de un año, como nadie pueda imaginar.
No sé tampoco ni como despedirme, en fin, lo haré con un abrazo.
Hola Alicia,
ResponderEliminarMe halaga mucho lo que dices y que haya alguien que comparta mis inquietudes, que son muchas y variadas. No te preocupes por la edad, lo importante es lo que eres, no lo que aparentas.
Ah, y bienvenida a mi pequeño rincón.
Un abrazo.
José Antonio, yo voy a empezar por las dos últimas frases de tu post, jajaja, no tienen desperdicio.
ResponderEliminarLa verdad es que tienes razón, ¿cuántas joyas literarias nos quedarán por descubrir? Quizás algunas no las descubramos nunca, pero resulta placentero encontrarte de momento con un artistazo de las letras, sencillamente con alguien que te haga disfrutar.
Felicidades por ese aniversario de El mirador, que todavía no tengo en mis manos porque aún no he ido a Alicante, pero caerá, no lo dudes.
Ah, y por último, me alegro de la visita de Alicia, una persona estupenda que siempre aporta algo positivo.
Un abrazo.
Hey Maribel,
ResponderEliminarRodrigo del Lago es un artistazo, como tú dices, un escritor con mucho talento. Yo tengo la suerte de haber leído sus cuentos y se le nota que es andaluz. ¡Qué gracia tiene el tío!
Por cierto, un placer contar con lectoras como Alicia y como tú.