Me presenté al concurso Movistar de microrrelatos gracias, de nuevo, a Alicia. He disfrutado mucho con este reto, ya que los cuentos no podían sobrepasar los 157 caracteres.
Creo que a este tipo de concursos les sobra profundidad y les falta una chispa de humor. Por ello, y porque Mari Carmen me lo ha pedido, les dejo uno de los tres relatos que participaron.
"Le pregunté si tenía trabajo y el vampiro de la puerta de la iglesia murió entre convulsiones y espumarajos."
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Es genial. Demasiado complejo para mentes sencillas y buatizadas. No es un error. Me gusta cambiar de orden las letras para darle un toque personal a algunos significados y de paso quitarles trascendencia. Si. Falta sentido del humor. Es algo que se nota...parece como si ser escritor tuviera que ser necesariamente trascendente y la ironía y el humor no fueran seríos. No han leído a Quevedo. Ni a Chumy Chumez. Ni a Forges. Ni tampoco a Wilde, ni a Bernard Shaw. ¿Y de Cortázar, habrán leído todo, o sólo una parte?...
ResponderEliminarJose, qué bueno. Sí creo que tienes razón. En la mayoría de los concursos, parece que creen que si el texto ganador es “serio y profundo” le confiere carácter y clase. Qué equivocados están. Como dice Enrique, mi compañero de escritores “El humor es lo contrario de lo aburrido, no de lo serio.”
ResponderEliminarEl tuyo es genial...desde luego trabajo no le faltaba. Incluso le venían a la puerta misma, pero no era el más inteligente de la clase ¿verdad?
Gracias Jose, por regalarnos tu humor y ser serio.
Besos y abrazos.
Hola Emilio,
ResponderEliminarPues sí, hay crisis de humor. Y para colmo, es como si en literatura no tuviera cabida.
Si los serios se creen sus propias memeces, ¿por qué no lo voy a pasar yo bien con las mías?
Un abrazo.
Hola Mari Carmen,
ResponderEliminarTodo viene de lo mismo: aún hay gente que se empeña en que la literatura es algo oculto, como un caracol exquisito.
Pero coger caracoles es una actividad tan natural como cotidiana. Y divertida.
Un abrazo.
Hola, Jose. Yo debo ser mente sencilla porque me he ido por otros derroteros. Quizá será porque la crisis me afecta especialmente, y si oigo la palabra trabajo me pasa como al vampiro, muero entre convulsiones y espumarajos (ya sabes, es como mentar la soga en casa del ahorcado).
ResponderEliminarY por supuesto el humor que no nos falte, y menos en la literatura.
Un abrazo.
Lobo, siguiendo lo de “cada loco con su tema” yo voy al mío. A ese vampiro mándale directamente a Barcelona. Concretamente a la recién declarada catedral de la Sagrada Familia. Yo le aseguro trabajo a destajo. Personas bien alimentadas esperando en filas de más de una hora para entrar. Si huye de la luz, no hay problema. Sólo tiene que dirigirse a los baños. Allí también hay fila. Por si acaso, una última propuesta. Católicos muy devotos por favor no seguir leyendo. Se trata de que vaya a la sacristía y tras darse un buen festín con el cura que le suplante en la misa y a beberse la sangre del cáliz.
ResponderEliminarEfectivamente, en este tipo de concursos falta humor. Sexo no, lo añadí yo pero no ganó. Aviso, no lo voy a publicar ja,ja,ja.
Un abrazo
Hola Maribel,
ResponderEliminarEste vampiro del que yo hablo no quiere medrar; quiere seguir siendo siempre el vampiro de la puerta de la iglesia.
¡Fantástica vida!
Un abrazo.
Hola Alicia,
ResponderEliminarSeguro que a mi vampiro le encantaría tu propuesta; tal vez se la haga llegar un día de estos.
Guarda tu micro para algún concurso de relatos eróticos, que los hay cada vez con mayor frecuencia.
Un abrazo.
Los micros siempre me han parecido difíciles de elaborar, aunque alguna vez lo he intentado en el concurso de los abogados.
ResponderEliminarTu relato me ha gustado, José Antonio, y como dicen los compañeros no sé en que se basan los jurados para otorgar los premios en estos certámenes. Pero bueno, por lo menos nos divertimos ideando estos textos.
Un abrazo.
Hola Armando,
ResponderEliminarEs un lujo tenerte por aquí.
Todos los concursos están en razonable duda; lo que importa es lo que aprendemos participando en ellos y la confianza que nos dan.
Te pongo un ejemplo: un servidor se presentó hace poco a un concurso de cuentos muy famoso en Alicante; sabía que no iba a ganar, pero ahí estuve yo. Como un escritor más.
Igual el año que viene...
Un abrazo.