Ayer una importante librería alicantina fallaba un premio de relato corto en el que un servidor había invertido tiempo e ilusiones. El premio fue declarado desierto por falta de calidad literaria.
Lo primero que uno piensa es que se quieren embolsar el premio para el siguiente certamen, porque no me creo que las inminentes hogueras hayan anulado el talento que existe entre los escritores noveles. Si esta librería quiere calidad, por favor que especifique en sus bases que sólo pueden concurrir al premio cuentistas profesionales. Otra cosa es que no sepan leer.
Lo segundo que uno deduce es que escribir, corregir y encerrar un cuento en su sobre correspondiente (porque este premio aún no usa el correo electrónico) es una tarea estúpida, estéril, sin sentido. Y se supone que concursos como éste se crean para incentivar la creatividad literaria.
En nombre de todos los colegas que mandamos cuentos a concursos, mejor o peor escritos, más o menos originales, está muy feo dejarnos en la estacada. Queda mejor, de cara a la galería, decir que las ventas de libros han caído y que el premio de este año es un sugus.
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Jose Antonio, de todo se aprende. Si te fijas bien, en las bases de algunos concursos importantes pone claramente que se podrá-o no podrá-declarar desierto el dictamen del mismo. Si ponía que se podía declarar desierto no han imcumplido nada de lo que ya habían avisado. Si no lo ponía, sí que me parece un poco sospechoso por su parte. De todas formas cuando se trata de enviar por correo, los participantes son bastantes menos y, en teoría, se aumenta la probabilidad de ganar. A no ser que ocurra lo que nos has contado.
ResponderEliminarOtra vez será.
Un abrazo
Eso faltaba, Alicia, que no pusiera en las bases que el premio puede declarase desierto.
ResponderEliminar¿Y entonces de qué me quejo? Existen otras soluciones... como repartir el botín.
Un abrazo.
Joer, qué rabia. Después de dejarte un comentario larguísimo se ha evaporado, voy a ver si soy capaz de recordar.
ResponderEliminarA mí también me enerva saber que un premio queda desierto, y me fastidia especialmente que sea por "falta de calidad". Estoy convencida de que la crisis ha llevado a los convocantes de muchos premios a declararlos desiertos (lo que no deja de ser un engaño para los participantes). Sin ir más lejos, el año pasado quedó desierto el Premio Bruguera de Novela, porque entre los 334 manuscritos recibidos no hubo ninguno con una mínimo de calidad para alzarse con el premio.
Durante el año pasado hubo varios premios desiertos más.
Hace un par de años o tres quedó desierto el primer premio del concurso de cuentos Ciudad de Villajoyosa, que son 3.000 euros, sin embargo sí hubo segundo premio, que son 1.500.
¿Cómo se estima la calidad de un segundo premio y la falta de calidad de un primero? Chico, de risa. Y se presentaron más de mil participantes.
Por estas cosas y otras parecidas, a excepción de las novelas (que pocos convocantes las admiten por e-mail), no envío nada a concurso por el método tradicional: copias, sobre, plica y correo postal. Solo participo en concursos que permiten envío por e-mail.
Estos asuntos literarios te harán sufrir más de una pataleta. Ten paciencia.
Un abrazo.
Es muy triste que un premio se quede desierto y no entiendo lo de “calidad literaria”, comparado con qué...Estoy segura de que Maribel tiene toda la razón, y que la crisis es la excusa perfecta para no tener que desembolsar el dinero del premio.
ResponderEliminarLo siento, pero por desgracia es lo que hay. Como dice Maribel, ten paciencia. Nadie mejor que ella para darte consejos.
Besos y un fuerte abrazo a tod@s
Si tú lo dices, Maribel, que llevas más tiempo que en el cotarro, por algo será.
ResponderEliminarHe procurado ser comedido en el artículo, pero si me muerdo la lengua me enveneno. Seguiré tu ejemplo de pasotismo literario y no me dejaré vencer por el desaliento.
Un abrazo.
Lo de la "calidad literaria" es la jodida excusa para quedar como Dios, Mari Carmen.
ResponderEliminarOjo, y yo soy el primero que tengo cuentos malillos y cuentos directamente pésimos, pero eso me lo puede decir mi mujer, que al menos se los lee. Se tiene ganado el cielo.
Un abrazo.
Coincido totalmente. Se supone que los concursos literarios tienen en la potenciación de la creatividad una de sus razones de ser. Sin embargo, y por sorprendente que pueda paracer, de vez en cuando se declara desierto algún que otro premio. En este caso por "falta de calidad", motivo en sí, que deja mucho que desear por parte del organizador dada su ambigüedad: ¿Por qué no especificaron en las bases el citado requisito?, ¿qué entienden ellos por calidad?, ¿acaso, entre las obras participantes, no hallaron ni una sola que destacara por encima de las demás?. Estoy de acuerdo contigo, huele a podrido. No tanto por la ridícula excusa expuesta por el jurado como por el flaco favor que le hacen a la literatura. Como diría Maradona: "Que la sigan mamando". Y luego que lloren las bajas ventas.
ResponderEliminarYa sabes que este mundillo especialmente está plagado de obstáculos. ¡Coño, que Lautréamont no logró en vida apenas una decena de sus inmortales Cantos de Maldoror!. Por no hablar de John Kennedy Toole y lo injustos (ciegos) que fueron, también en vida del autor, con la futura novela Premio Puliter: La Conjura de los Necios. El arte en general y la literatura en particular, debería cambiar un poco el enfoque si quiere continuar con vida en los años venideros.
¡Buen fin de semana, primo!.
Tus palabras me han llegado, primo. El mundillo literario es el coño de la Bernarda. Seguiremos escribiendo para demostrarles que están ciegos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esto es terrible. Creo en lo que sostienes: seguro se embolsan la cuantía del premio y se comen la plata en confites.
ResponderEliminarAbrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank Ruffino.
P.D. He mandado algunos textos poéticos a concursos y me ha ido bien (he topado con un jurado honesto). Pero sigo creyendo que la mayoría de concursos literarios responden a oscuros intereses: se premian entre amigos de los mismos cenáculos literarios.
Bienvenido a mi blog, Frank. La honestidad de los concursos está en tela de juicio, y la mejor manera de devolvérsela es fallar a favor del mejor relato posible.
ResponderEliminarUn saludo y suerte.