La gente estaba cambiando. Eso lamentaba Miquel hasta que se dio cuenta de que el proceso se había vuelto irreversible, como un cáncer terminal.
Al principio, solo unos cuantos radicales se atrevían a cuestionar la autoridad y el orden. El gobierno les tachaba de locos o, peor aún, vaticinaba que pronto se les olvidaría. Fue estúpido subestimar su poder, su capacidad de inmolación propia de kamikazes.
Poco a poco, empezaron a proliferar individuos con lemas y discursos que, en aras de la libertad, apestaban a ideología nazi. Quien no pertenecía a su club, era fascista. Incluso se comenzaron a elaborar listas de personas en contra de la independencia.
Poco a poco, empezaron a proliferar individuos con lemas y discursos que, en aras de la libertad, apestaban a ideología nazi. Quien no pertenecía a su club, era fascista. Incluso se comenzaron a elaborar listas de personas en contra de la independencia.
El futuro era siniestro. Por eso Miquel subió al tren aquella noche junto a su familia. Dejaba atrás Xàtiva, que era lo que más quería. Deseaba que sus hijos aprendieran castellano y valenciano.
Más cuentos terroríficos en el blog de Teresa Cameselle.
Realmente aterrador!
ResponderEliminarUn beso
Jose, si hay algo para tener miedo es la terrible realidad que se vive en muchos rincones del mundo. Y a veces, como tu bien lo cuentas, esos lugares no están tan lejos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Como dice Alicia, la realidad puede dar más miedo que lo que nuestra imaginación nos muestre.
ResponderEliminarUn abrazo
La resludad siempre puede superar cualquier tipo de ficción. Buen texto
ResponderEliminarDirecto y conciso micro. Una dura realidad que se desplaza lastimosamente por nuestro amado planeta. Miguel tomó una decisión muy acertada, le fue prioridad buscar el bienestar de sus hijos.
ResponderEliminarUn saludo
Un relato con visos de realidad
ResponderEliminarParece que estes leyendo mi pensamiento estos dias. No veas lo que daria por coger un tren marchar y dejar todo esto atras. Vivo el nacionalismo de la Cataluña profunda. Besos.
ResponderEliminarHas hecho de una realidad un relato de terror y tragedia, ojala no fuera tan real .
ResponderEliminarBuen relato.
Un saludo
Nos da miedo lo desconocido cuando lo que en verdad nos debería dar miedo y pavor es real y tangible, como ese deseo de ser un grano en una aldea cada vez más global. Muy bien planteada y resuelta la convocatoria.
ResponderEliminarUn abrazo.
Antes de nada está la familia, lo demás es secundario.
ResponderEliminarUn saludo
Cuando los sentimientos nublan la razón, este es el resultado. Como seres pensantes, tenemos una capacidad terrorífica de olvidar los hechos y erigir nuestro propio mundo, una realidad alternativa a la que invitamos a los demás con reclamos publicitarios, y si estos no funcionan, ponemos en marcha la Inquisición para que acepten nuestra verdad como única e indiscutible o mueran en la hoguera de su vanidad.
ResponderEliminarLa perspectiva, el diálogo, los pactos en aras del bienestar de todos (sin discriminación) es lo único que puede salvarnos de la destrucción.
Buen relato.
Un abrazo.
Un relato diferente, nos alejas del mundo fantástico y nos traes a una pesadilla tristemente cotidiana. Gracias por participar en el Halloblogween.
ResponderEliminarTenía pánico con este microrrelato, pues todos conocemos las consecuencias de pensar diferente. Ha merecido la pena correr el riesgo solo por poner voz a los que callan. Muchas gracias a tod@s y hasta el año que viene.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un relato con unos tintes muy actuales , sin duda.
ResponderEliminarUn abrazo