Queremos
creer
que el mundo
nos pertenece,pero somos dueños de la nada.
Hipotecados por la muerte,
vivimos una vida prestada,
un alquiler
por tiempo limitado.
Lo que hacemos aquí
nadie lo sabe.
Unos procuran la fama;
otros, el anonimato.
Hay quien ayuda a los demás
para encontrar
un sentido.
El amor es
lo único que queda
mientras regresamos
al
principio.
Un poco triste, tomemos la muerte como lo hacen en otras culturas, como una fiesta donde se come, se baila y se bebe.
ResponderEliminarSaludos
Más bien tomemos la vida como esa fiesta, pues nadie saldrá vivo de este mundo.
EliminarSaludos.
Si nos queda el amor, no es poca cosa. Quizá sea lo único verdadero... así que eso sería ser afortunado.
ResponderEliminarUn abrazo!
Es el título de un libro de cuentos de Agustín Fernández Paz: Lo único que queda es el amor (Anaya, 2011).
EliminarMe fastidiará morirme sin haber comprendido nada... ni el por qué, ni el cómo, ni el sentido de la vida, del universo, del origen, del fin...
ResponderEliminarEn fin: la aceptación y réquiem in pacem
Saludos.
Creo que el truco está en aceptar que la vida es una gran broma.
EliminarSaludos.