jueves, 24 de junio de 2021

HAIKUS DE SAN JUAN



Deslumbrantes son
las fragantes hogueras.
Brillan tus ojos.
 
Carmen Martínez Mateos
 
Abro los ojos
La noche ha eclosionado
Vibran las ascuas
 
Purificación Gázquez Rodríguez
 
El día más largo
solsticio de verano
besó mis labios.
 
Rosa García Oliver
 
Arde la luna
en lluvia de ceniza:
late lo nuevo.
 
David Revert López
 
Llamas ascienden…
¡San Juan borró lo malo!
Y ella sonríe.
 
Jorge Moya Olcina
 
Las Fallas arden
en nuestro corazón. 
Fallecen solas.

miércoles, 16 de junio de 2021

FAQUIR
















El hombre había reunido un corro a su alrededor. Vestía unos vaqueros desgastados y rotos, una camisa de seda y un pañuelo al cuello como Antonio Gala. Se descalzó con insufrible parsimonia. Sentado en posición de loto, pidió al público máximo silencio. Estuvo varios minutos con los ojos cerrados para concentrarse. Un inoportuno tono de móvil fue el pistoletazo de salida. La alfombra de vidrios cortantes crujió acariciando sus pies níveos. Contuvimos el aliento. Al primer gesto de dolor, una madre cegó a su hija para que no viera la sangre que abunda en los videojuegos. Alguien llamó a una ambulancia. El artista aún tuvo redaños de decir mientras intentaba detener la hemorragia con su pañuelo: «Lo siento, damas y caballeros, en realidad soy escritor. Estoy firmando libros en la caseta número 13. Creí que la editorial se encargaría de mi promoción».

miércoles, 2 de junio de 2021

UNA FERIA DE MUERTE


















La Feria del Libro de Alicante 2021 estuvo cargada de polémica a raíz de unas desafortunadas palabras del concejal de cultura Antonio Manresa en las que achacaba la ausencia de autores locales a la desidia de los propios autores.

Las reacciones no se hicieron esperar. Por un lado, el novelista Fernando Parra Nogueras redactó un manifiesto en defensa de los escritores alicantinos (firmado, entre otros, por un servidor). Por otro, la librería 80 Mundos organizó una Feria del Libro alternativa bautizada con el nombre de Stanb(r)ook week.

Con este poso reivindicativo flotando en el aire, asistí acompañado de unos amigos a la Feria del Libro de Alicante. La oficial. No fui esta vez en calidad de firmante, sino en virtud del lector vicioso que soy. El ambiente ferial era gélido para un sábado. No hablo de temperatura, porque hacía calor. Ni una triste musiquilla amenizando la velada. Ni un mísero payasete dando caramelos. Ni un pedillo rompiendo la monotonía. Los pobres autores que firmaban a esas horas tenían hasta telarañas. Litros de gel hidroalcohólico, eso sí. Rayas en el suelo marcando la distancia de inseguridad.

Observé también la ausencia de El Corte Inglés, la FNAC o la librería Pynchon de Alicante. Preocupado ante la no tan descabellada idea de hallarme en un cementerio, me acerqué a una caseta murciana a preguntar. Allí confirmé mis sospechas. Como no soy religioso, acepté la invitación de echar unas risas que me supieron a cerveza rubia.

Me llevé firmado Mortales de Antonio J. Ruiz Munuera, un libro de relatos que intenta desmitificar la muerte a través de la ironía. Después de lo visto aquella tarde, cada uno elige su forma de vivir. Conocemos de sobra el final del cuento.

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