domingo, 30 de abril de 2023

GUARDAMAR

Hay adultos que nunca han pasado un día solos en toda su vida. Gracias a mi familia, que ha cuidado de mi madre, he podido pasar la Semana Santa en Guardamar del Segura con la única compañía de mis pensamientos. Quizá sea la última oportunidad que tenga, pues nuestra casa de verano está a punto de cambiar de dueño.


VIERNES SANTO

Después de recoger unos papeles en la inmobiliaria, bajo a la playa de La Babilonia a mojarme los pies. Viento fresco y sol ardiente. Oleaje tan intenso que parece el rugido de un león. Por la noche, la sorpresa que un ateo jamás espera. Todas las Cofradías desfilan por mi calle en la Solemne Procesión del Santo Entierro de Cristo. Decido tomármelo con calma y sacar unas fotografías para mis suegros.














SÁBADO SANTO

Practico senderismo en la pinada. Algunos árboles recuerdan a esqueletos calcinados debido al salitre del mar. Culpan de ello al cambio de vientos y mareas ocasionado por un espigón que fue construido sin su correspondiente estudio del impacto ambiental. Necesita una repoblación urgente, pero esta no se realizará con pinos, sino con arbustos que puedan crecer en entornos desérticos. Es el fin del sueño del ingeniero Mira y el regreso al sistema de duna móvil.




DOMINGO DE RESURRECCIÓN

He oído tambores. Levanto la persiana de mi habitación con los ojos aún velados por el sueño. La Procesión del Encuentro es menos gótica que la de Viernes Santo. Las aleluyas caen de los balcones como confeti. Después de la oscuridad, llega la luz.







LUNES DE PASCUA

El río Segura culebrea verdoso durante mi caminata. El objetivo original de llegar a Rojales se diluye porque me he perdido entre cañaverales. Después de más de una hora disfrutando de un sol y un aire templados, al fin reconozco una bifurcación. Me enorgullece no haber preguntado a otros senderistas que se han cruzado conmigo. Elijo a la primera el sendero que me llevará de vuelta a casa.




Antes de regresar a Alicante, visito a una amiga bibliotecaria en su puesto de trabajo. Luego me dirijo, sin decidirlo previamente, a la Casa Museo del ingeniero Mira. Es un placer recorrerla completamente solo. El suelo conserva las baldosas de aquella época. Un hombre de larga barba blanca me observa desde el pasado.

miércoles, 19 de abril de 2023

CASI NORMALES

















Cada vez que mi mujer y yo quedamos con un amigo que pasó el confinamiento solo en casa, un tsunami de recuerdos de aquellos días monopoliza la conversación. Ellos sostienen que fue la mejor época de sus vidas. Obviamente, no pretenden frivolizar con un virus que ha puesto en jaque a la humanidad y ha provocado una masacre sin precedentes. Nuestro amigo tiene un trabajo tiránico, de modo que la Pandemia le permitió descansar como nunca. En cuanto a nosotros, ganamos más dinero sin trabajar que dando clases en la academia gracias a la ayuda económica del Gobierno. Así de precaria es la situación de los autónomos en España.

Este síndrome pospandémico se parece a la nostalgia de esos ancianos que aseguran que con Franco se vivía mejor. En el fondo, pone de manifiesto la falta de empleo digno en este país. Las dos opciones a las que cualquier trabajador se enfrenta: echar más horas que un reloj con los consiguientes problemas de estrés o ganar un sueldo miserable que solo te sirve para subsistir.

El estallido de la primavera coincide con el tercer aniversario de aquel horror. Pasamos meses en una cárcel de oro que el Gobierno nos vendió de dos en dos semanas. Me aficioné al baloncesto en diferido. Os recomiendo el choque contra la Serbia de Djordjevic en el Mundial de China 2019. Los serbios estaban tan pagados de sí mismos que no soportaron el hecho de ir por debajo en el marcador y perdieron ante una España superlativa.

La soberbia humana también ha sufrido uno de los peores reveses de su historia, aunque ya casi nadie se acuerde. En apariencia, la vieja normalidad ha regresado. La mascarilla apenas resiste en hospitales y farmacias. Sin embargo, el cerebro tarda en digerir sucesos traumáticos. Los edulcora. ¿Eres un nostálgico de la Pandemia?

miércoles, 5 de abril de 2023

AMOR POR LOS CUENTOS























Desde que era adolescente, leo y escribo cuentos. También microrrelatos. Ignoro si soy un especialista en la narración corta, pero me sigue enloqueciendo como la mujer de la que estoy enamorado. No sé exactamente lo que me atrae tanto del género: la brevedad, el minimalismo o su carácter minoritario. Supongo que la libertad de contar lo que quiero sin tener que comprometerme demasiado tiempo con una historia. Me aburro pronto, detesto los esquemas y escribo bajo los efectos de una pasión abrasadora. Luego dedico horas a cincelar la idea que quiero transmitir. El lenguaje siempre es un vehículo, nunca un fin en sí mismo. Me importa un rábano que el mundo editorial esté enfocado a la novela, al tocho, a la presentación y a la venta. Yo fabrico relatos. Unos malos, otros regulares y algún que otro pasable. Por medio de ellos ajusto cuentas con la vida. Una sana venganza que Edgar Allan Poe entendería perfectamente.


HASTA LA VISTA, MIRONES. 
FELIZ SEMANA SANTA.
 

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