miércoles, 22 de septiembre de 2021

DUELO AL SOL


Al doblar la esquina, vi al hombre detenerse en el extremo opuesto de la acera. Hice lo propio. La soledad de la calle era tan llamativa que no parecía verano, sino un apocalipsis. Avanzamos unos pasos hasta situarnos el uno frente al otro. Se quitó el sombrero muy lentamente para que pudiera apreciar sus ojos provocadores. Ni un atisbo de inseguridad. Transcurrieron unos instantes en los que apenas sucedió nada, salvo que el viento desordenaba mi flequillo como una mano sobre la frente. Tragué saliva y el tipo sonrió mostrando un diente de oro. Acaricié con la punta de los dedos mi muñeca derecha. Fue más rápido que yo por escaso margen. En apenas una fracción de segundo, desenfundó su mascarilla de lunares, se la puso y cruzó al otro lado. La cosa no acabó ahí. Manteniendo la distancia de seguridad de dos metros, me preguntó por dónde caía la Feria de Albacete. Le dije que iba en aquella dirección. Empezamos a caminar juntos y, claro, rompió el silencio para hacer otra pregunta. Y otra. Y otra más. Cuando alcanzamos la Puerta de Hierros, no nos sorprendió encontrarla cerrada. Le invité a una cerveza y un plato de gambitas. Dijo que había perdido el sabor y la confianza en los políticos. En ese orden. No supe si reír o llorar.

miércoles, 15 de septiembre de 2021

MI PADRE FUE TERMINATOR

















Mi padre fue Terminator: un organismo cibernético venido del pasado para protegerme. Cuando la depresión puso nidos en su sesera pensé que, en realidad, echaba de menos su tiempo. Le tocó vivir la Posguerra, las tardes de toros, las canciones de Machín y desvivirse en un sinfín de oficios. Ahora comprendo su sorda tristeza irreversible. Ya no funciona como un reloj, sino como un capricho de Goya. Todos los días amanecen crepúsculo y me mira empequeñecido, huérfano, en el desguace. Lo único que queda de aquel gran hombre soy yo.


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