La tortilla le salía zapatera; no, no tenía nada
que ver con José Luis Rodríguez Zapatero. Freía demasiado la patata y quedaba
más seca que el ojo de un tuerto. Aunque conocía de sobra el sencillo truco de
añadir un poco de leche para hacerla más esponjosa, el muy cabezota siguió
cocinándola a su modo toda la vida. En el aniversario del Katagorri, el chef Pedro
Costa suele desempolvar la receta de su padre. Es jornada de puertas abiertas y
la gente devora cualquier cosa.