Mostrando entradas con la etiqueta Dos escritores y un desatino. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Dos escritores y un desatino. Mostrar todas las entradas

martes, 14 de junio de 2016

ANÉCDOTAS DE PELUSILLAS








Me pregunto cuál es la finalidad de dejar por escrito algunas de las anécdotas que han rodeado la humilde promoción de PELUSILLAS EN EL OMBLIGO. Supongo que el afán de compartir con vosotros lo que queda entre bambalinas, lo que no trasciende del oficio de escribir. Parece mentira que un libro tan pequeño haya dado para casi cinco meses de idas y venidas.

Todo comenzó el 18 de diciembre de 2015 en Villavieja 6, un bar de copas del Casco Antiguo de Alicante. Dos días después, los españoles éramos llamados a las urnas. Recuerdo como si fuera hoy una apuesta que hice conmigo mismo. Dependiendo del número de ejemplares que se vendiesen del libro, así votaría a uno u otro partido. Supongo que habrá quien juzgue irresponsable mi actitud, pero a la luz de los despropósitos que hemos visto en los últimos meses nadie puede negar que tiene cierto sentido abrazar el sinsentido. No me pareció tan gracioso cuando el caprichoso destino quiso que votara a… una formación que empieza por pe. Menos mal que los piadosos políticos me dan otra oportunidad.







La siguiente parada fue el 11 de febrero de 2016 en la tetería Waslala de Alicante. Por aquella época, un amigo me había pedido un ejemplar para hojearlo con vistas a realizar un club de lectura. Pasaban los meses y el amigo no daba señales de vida. Yo me temía lo peor. Un buen día recibí un correo electrónico. Para mi sorpresa, le había resultado una lectura interesante. Lo que le había molestado era no saber a qué género pertenecía la obra. De hecho, me preguntaba qué era si —en su opinión— no era una novela, ni una recopilación de cuentos, ni un libro de microrrelatos… Traté de explicarle que pertenecía al último género que había citado, aunque con licencias hacia el mundo del chiste, el aforismo, la poesía... A día de hoy sé que el valor de PELUSILLAS EN EL OMBLIGO, si tiene alguno, consiste en no adscribirse a ninguna etiqueta ni comulgar con ningún credo. Una colección de frasecitas para unos pocos. No le puedes gustar a todo el mundo.



Durante la presentación del 14 de mayo de 2016 en Casa del Libro recordé lo que nos sucedió en la Feria del Libro de Alicante. El invierno cálido había dado paso a una primavera más fresca de lo habitual. Quizá por efecto del cambio climático, un amigo confundió a Esther Planelles con mi mujer. No era la primera vez que ocurría un hecho semejante. Al sacarle de su error, se quedó pensativo. Yo también pensé que si por azar hubiera escrito un libro a medias con Pepe Payá nadie nos habría preguntado si éramos pareja. Esta sociedad —en apariencia tan avanzada para unas cosas— no tolera la amistad entre personas de distinto sexo. Finalmente, mi amigo se atrevió a colegir con una sonrisa en los labios que entonces sería mi mujer literaria. Filólogo tenía que ser. Ahí acabó de arreglarlo.



jueves, 19 de mayo de 2016

PELUSILLAS EN CASA DEL LIBRO



En una ocasión, charlando con mi editora, le comenté con guasa alicantina que jamás invitaba a las presentaciones a amigos porque no quería perderlos. Se rio de mi ocurrencia. Sin embargo, es una cosa muy seria. No está la vida para ir derrochando amistades que algún día puedes necesitar para algo importante.

A Esther Planelles no la invité a la presentación en Casa del Libro, entre otras cosas porque es coautora de PELUSILLAS EN EL OMBLIGO. Aguantó estoicamente las dos horas que tardo en acicalarme y, a continuación, fuimos dando un paseo hasta la librería.





















Cuando entramos en la tienda del centro, el escritor Pepe Payá ya se encontraba allí. Tampoco lo había invitado a la presentación. Le había pedido que presentara el libro. Y accedió con la amabilidad que le caracteriza.

Un público pequeño pero matón había ocupado todas las sillas, de modo que decidimos proteger las nuestras de cualquier posible hurto sentándonos en ellas. Entonces se hizo el silencio y hubo que empezar. El gran dilema de aquella tarde no fue qué decir sino hablar con o sin micrófono. Por un lado, se oía perfectamente sin él. Por otro, el acto se desarrollaba en medio de una tienda abarrotada de gente a la búsqueda de novedades editoriales. Sólo faltaba que un empleado gritara a pleno pulmón: «¡Oído cocina, una novela de Lucía Etxeberría muy hecha y al punto de sal!».



















He de admitir que invité a gente por las redes sociales, pero casi nadie aseguró que vendría. Mucho mejor. Resultó una verdadera sorpresa hallar entre el público a Inma, compañera de senderismo que leyó dos veces Vareando nubes. También estuvo allí Rafa, un antiguo alumno. Y no me olvido de Vicente, el risueño compañero de Juan XXIII con el que todavía se puede charlar un buen rato.

Mediante el argumento de que escribir cansa mucho, conseguí que el personal leyera varios microrrelatos. Esther había preparado unos sobres con delicados dibujos y mi hija estaba loca por repartirlos.

A lo largo de estos meses de promoción, he podido comprobar el cariño de gente que ha dejado sus ocupaciones cotidianas para venir a una presentación. En especial, agradezco el apoyo de la gran familia de DASYC. Nos vemos en el próximo libro.

lunes, 9 de mayo de 2016

PRESENTACIÓN EN CASA DEL LIBRO



















Hace poco pasamos una tarde muy agradable en la Feria del Libro de Alicante. La librería Casa del Libro nos invita de nuevo —debemos haberle caído bien— a hablar de PELUSILLAS EN EL OMBLIGO. Contaremos con un presentador de lujo. Se trata del escritor y amigo José Payá Beltrán. Un buen plan para un sábado de pelusilleo.










lunes, 25 de abril de 2016

PELUSILLAS EN LA FERIA DE ALICANTE




Si me preguntaran qué siente uno al firmar en su ciudad de origen, diría que la sensación de estar en batín y zapatillas. Quizá por eso, no hay fotos con la gente que se llevó un ejemplar de PELUSILLAS EN EL OMBLIGO. Esther y yo lo olvidamos por completo.

Fuimos a la Feria dando un agradable paseo, sin parar de hablar como cosacos —hacía mucho que no quedaba con mi escurridiza amiga—, hasta que nos detuvimos frente a la caseta de La Casa del Libro. Eran las siete menos diez. La firma comenzaba a las siete y siempre me ha gustado la puntualidad.

Mireia, la librera, nos trató con gran amabilidad. No hacía ni cinco minutos que habíamos llegado cuando apareció una amiga de los tiempos en que publiqué mi primer libro. La acompañaba una pintora. Estuvimos un rato charlando de sus inquietudes artísticas y me apuntó que pelusilla se dice «bourette» en francés. La tarde, amenizada con una conversación a tres bandas, pasó casi sin darme cuenta. Alguien de la organización me dio una botella de agua, detalle muy de agradecer. De pronto, reconocí a un antiguo compañero de facultad. Me preguntó qué hacía allí y le conté, intentando ser natural, que estaba como autor. Hablamos de los viejos tiempos. No se llevó ningún libro ni falta que hacía. Aún debe andar tan alucinado como yo.

Por supuesto, Esther Planelles también recibió la visita de amigos. Una mujer que conoció paseando el perro dijo que —aunque solo fuera cinco minutos— mucha gente desearía estar donde nosotros estábamos en aquel momento. Quizá tuviera razón. En cualquier caso, un aviso para todos los aspirantes a escritor: las casetas no tienen sillas.

Un montón de libros me tentaron aquella tarde, como la biografía de Pablo Carbonell o la colección de microrrelatos de Dani Rovira. De otros no sé qué pensar. Abrí un libro de versos y leí: «Deja que la poesía te folle».

Como ves, amigo lector, hay para todos los gustos. No olvides que, mientras dure la Feria, PELUSILLAS EN EL OMBLIGO tendrá un 10% de descuento solo en la caseta de La Casa del Libro.


domingo, 17 de abril de 2016

FERIA DEL LIBRO DE ALICANTE



















El semáforo se pone en verde. Cruzo la avenida Federico Soto de Alicante. Una mujer le pregunta a su marido: «¿Qué es todo este tinglado de casetas? Ah, claro, debe ser lo de las Hogueras». Entonces el marido aclara con mucha autoridad: «No, es eso del Libro».
            
Bueno, pues en Eso del Libro estaré junto a Esther Planelles. Allí podréis llevaros firmado vuestro ejemplar de PELUSILLAS EN EL OMBLIGO. Cuentitos para saborear despacio, como el chocolate.


jueves, 17 de marzo de 2016

DOS ESCRITORES Y UN DESATINO


















Clara, mi hija de siete años, me ha sugerido que la segunda parte de PELUSILLAS EN EL OMBLIGO podría titularla LEGAÑAS EN LOS OJOS. No es mala idea, y ya puestos cerremos la trilogía con MOCOS EN LA NARIZ.
            
Hay escritores, como Hipólito G. Navarro, que son capaces de inventar un relato formado solo por títulos. Siguiendo su mal ejemplo, se me ha ocurrido un nombre para la modesta gira de presentación de PELUSILLAS EN EL OMBLIGO: «Dos escritores y un desatino». Creo que los amantes del Séptimo Arte apreciarán el guiño a aquella vieja película protagonizada por Paul Newman y Robert Redford.
            
Muchos pensarán que esto no es serio. Puede incluso que las asociaciones culturales o los programas de televisión, incapaces de entender que la literatura también tiene su guasa, decidan llamar a otros. Acudirán, como siempre, a escritores con una larga lista de premios. Militares condecorados de las letras.
            
La gira «Dos escritores y un desatino» se toma un descanso para reponer fuerzas, pero después de Semana Santa aún queda la Feria del Libro de Alicante y alguna presentación más.
            
Las librerías donde podéis comprar la obra, de momento, son casi las mismas que las de Laura Gallego. En Alicante: Pynchon & Co, Ali i Truc, 80 Mundos, Libros 28 y La Casa del Libro. En el resto de España: Enclave de Libros, Taiga y Hojablanca. Hasta pronto, amigos.


miércoles, 17 de febrero de 2016

PELUSILLAS EN WASLALA



Siempre he sospechado que la gente sin vicios, en el fondo, no es humana. Pues bien, yo soy adicto al té. Este pequeño placer viene asociado a otro que tiene más años, el de la lectura. No puedo leer sin una taza de té en las manos.

Por eso, cuando surgió la idea de presentar PELUSILLAS EN EL OMBLIGO en una tetería me pareció lo más natural del mundo. No una cualquiera. Waslala, cuyo nombre evoca la ensoñación misma. Allí suelo ir solo o con amigos mientras suena de fondo una música nunca demasiado alta. Allí he discutido con mi mujer muchas veces si un relato valía la pena o no. Allí, incluso, he tomado mojitos hasta no saber cómo me llamaba.

Bajé una tarde de viernes a entrevistarme con sus actuales dueños y, desde el principio, hubo una química especial. Iván y Nuria están realmente interesados en la cultura, no la utilizan para cobrar un plus. Además, son abiertos y simpáticos. Te dejas encandilar por sus ganas.




Fijamos una fecha. Luego me puse en contacto con mi compañera de libro y con la editorial, que se encargó del cartel publicitario.

La víspera de la presentación, recibí un mensaje de Esther diciendo que tenía la gripe. Muchos alumnos también se pusieron enfermos esa semana, de modo que no me puedo quejar.

La noche del jueves, camino de Waslala, iba sudando como si estuviera en la selva Amazónica. Una lluvia delgada empezó a caer. Sólo faltaba la nube de mosquitos para completar el ambiente tropical. Por eso, sentí un alivio inmenso cuando me quité el chaquetón dentro de la tetería. Eché un vistazo. Había venido a verme el número de personas perfecto para que aquel rincón no perdiera el encanto.




Eva, profesora de un curso de escritura creativa en Waslala, tuvo el detalle de decir unas palabras previas. Aproveché para hidratarme. Hay escritores que aseguran que hablar en público es una tortura. A mí no me entusiasma, pero considero fundamental dar a conocer tu trabajo. Forma parte, se quiera o no, del oficio.

Mientras hablaba, se creó un ambiente agradable. Debía girar la cabeza una y otra vez para no descuidar a la derecha ni a la izquierda del auditorio. Se me antojó que era un político intentando formar gobierno.

Como Esther andaba con voz de aparecida, le dediqué el primer microrrelato. Luego se arrancaron a leer algunos de los presentes. Calaron hondo los textos más chistosos con fondo trágico. Los españoles nos reímos hasta de nuestra sombra.

Dicen que transmito pasión y humildad. No sé si será cierto, pero desde que dejé de considerarme un genio he empezado a pasármelo en grande.



martes, 9 de febrero de 2016

PRESENTACIÓN EN WASLALA



















Durante esta semana se celebra el sobrevalorado San Valentín, pero yo quiero reivindicar el valor de la amistad. Esa amistad que hace que dos personas muy diferentes escriban un libro juntas. Tenéis una cita con PELUSILLAS EN EL OMBLIGO en la tetería Waslala. Los enamorados también podéis venir.









viernes, 29 de enero de 2016

PELUSILLAS EN EL INFORMACIÓN



















En la primavera de 2015, Noelia Planelles nos hizo una foto delante de la Casa del Tango de Alicante. Su puerta está siempre cerrada a cal y canto. Protege una casa museo de la mirada de curiosos y público en general. Me pregunto si no debería ser al revés. El mundo de la literatura es algo parecido. Parece mentira que todo el engranaje que rodea a un libro, desde editoriales hasta librerías, esté tan sumamente anquilosado y lleno de herrumbres. Parece mentira que sea tan difícil publicar y tan arrastrado escribir. Por eso, recibir un regalo en forma de RESEÑA hace tanta ilusión. Gracias, Pepe.

miércoles, 13 de enero de 2016

PELUSILLAS EN VILLAVIEJA



El pasado 18 de diciembre fue la presentación oficial de PELUSILLAS EN EL OMBLIGO en Villavieja 6.

Aquel viernes por la tarde, salí de casa con tiempo de sobra. Me apetecía pasear un rato y la costumbre, supongo, me llevó a la biblioteca Azorín a través del paseo marítimo del Postiguet. Una vez en el edificio, estuve tentado de sacar algún libro.

Cuando llegué a Villavieja, Esther Planelles ya estaba allí. Charlaba con una amiga mía en la barra. El local es una mezcla muy apropiada entre La Casa de la Pradera y La Matanza de Texas.

Salí un instante a comprobar que alguien había escrito mal la hora en una pizarra y entonces apareció un taxi. Era Lidia López, la editora. Me pidió que sostuviera un bolso o algo así. Yo besaba al aire. Su acompañante, también editor, sacó varias bolsas de libros del maletero. Fuera de bromas, quiero agradecerles el esfuerzo de venir a la presentación. No todas las editoriales lo hacen.





Tras los besos de rigor, nos dispusimos a esperar dentro con una cerveza en la mano. Bueno, Esther con un agua. Incluso firmamos ejemplares para Laura Frost y una amiga de Canarias.

Pronto se dejaron caer algunas personas. Se notaba que eran las fechas previas a la Navidad y a unas elecciones generales. Casi sin proponérmelo, estuve charlando con todo el mundo.

Después de la presentación había un concierto de flamenco. Uno de los músicos se acercó a preguntarme si íbamos a terminar a tiempo. Le pedí unas palmas para animar el acto literario, pero la fusión no se produjo.

Una amiga del voluntariado confundió a Esther Planelles con mi mujer. Fueron unos segundos terriblemente cómicos. Supongo que la escasa iluminación del local tuvo mucho que ver.




Intuyendo que no iríamos por propia voluntad, Lidia López nos arrastró hasta el escenario. Pasaban bastantes minutos de la hora prevista.

En menos que canta un gallo, la editora leyó las barbaridades que habíamos escrito como biografía —ya podía haber avisado—. Luego tomé yo la palabra. Creo que se animó el cotarro cuando leí las extrañas respuestas de algunas editoriales a la publicación del libro. Mi compañera habló en último lugar. Aclaró, como buena profesora, el significado de la expresión «guardarse las manos en el culo».

Para rematar una noche distinta, dejamos que el público leyera unos cuantos microrrelatos. Lidia López se las había ingeniado para esconderlos en unas simples bolas de máquina expendedora. Mi hija sirvió de mano inocente. Con su calculada lentitud, se lo hizo pasar un poco mal a la gente.

«Nos hemos divertido mucho», dijo Esther Planelles en su discurso. No es una frase hecha. En mi opinión, ha merecido la pena todo el esfuerzo solo por arrancarle una sonrisa al tiempo.


miércoles, 16 de diciembre de 2015

PRESENTACIÓN EN VILLAVIEJA




















Parecía que no iba a llegar nunca, pero ya está aquí la presentación oficial de PELUSILLAS EN EL OMBLIGO. Nunca me ha gustado hablar en público —por algo soy escritor—, pero me encanta conversar con la gente. Contradicciones de un lobo estepario. Si estás harto de comidas de empresa, deja plantado a tu jefe y ven a disfrutar con nosotros.



lunes, 30 de noviembre de 2015

BOOKTRAILER DE PELUSILLAS
























Ya está aquí. Ya tenemos más cerca el libro de microrrelatos Pelusillas en el ombligo. Para presentarlo al mundo, hemos decidido realizar un vídeo promocional. Lo hemos titulado «Rip». Se trata del seudónimo con el que Esther Planelles y un servidor nos presentábamos al concurso semanal Cuenta 140 que dio origen al libro. En el vídeo, Rip es un personaje singular que tiene problemas con un ratón. Le ocurrirán muchas otras peripecias que no puedo desvelar. Esperamos que os guste.




Entradas populares

Vistas de página en total