viernes, 25 de septiembre de 2015

PELUSILLAS A CHIMO



















Hola Chimo,

¡¡¡Las galeradas de Pelusillas en el ombligo ya son historia!!! Te explico un poco el término, por si no lo tienes muy claro. Es el cuerpo del libro antes de ir a imprenta. En resumen, lo que la gente va a leer.

Siento una gran responsabilidad cada vez que me enfrento a las pruebas de un libro. No existe la escritura perfecta, lo sé, pero la cercanía del lector da vértigo. Es como estar a punto de saltar al vacío sin red.

Entenderás mi alivio al haber acabado con el embarazoso trámite. Ahora le toca el turno a la portada, la cara del hijo.

¿Y tú? ¿Qué tal las clases?

Un abrazo,
Jose

miércoles, 16 de septiembre de 2015

DUARTE


El otoño es una estación controvertida. Los chavales de mi academia la odian miserablemente. En cambio, tengo amigos que florecen cuando llegan las primeras lluvias.

Se podría decir que el inspector de policía Daniel Duarte pertenece al segundo grupo. En otoño se jubila y está deseándolo. Le queda exactamente una semana. De ahí, el título de la novela de José Payá Beltrán: La última semana del inspector Duarte (Click ediciones, 2015).

Esos cinco días serán complicados para él y emocionantes para nosotros, los lectores, pues estarán repletos de casos. La desaparición de la adolescente Mónica Navarro es el misterio central de la novela. Engarzados como rubíes aparecen otros enigmas no menos sugerentes. Pero quizá el aspecto más novedoso del libro consiste en que, previo al desenlace de cada aventura, el escritor lanza un desafío al lector atento para se adelante al inspector Duarte.

No cabe duda de que —mediante el lenguaje pulcro y exacto que le caracteriza— José Payá Beltrán ha construido un personaje profundamente humano. Así, por ejemplo, se comporta de un modo tan racional que le perdonamos que sea un violador contumaz de las leyes antitabaco. En este sentido, recuerda vagamente la debilidad de Holmes por la cocaína y se acerca más al impertérrito padre Brown de Chesterton.

El Watson de Duarte se llama Crespo, un joven policía que le da la réplica en las investigaciones. Pese a su probada inteligencia, al tipo no le gusta leer. Sin embargo, el viejo despertará su curiosidad utilizando un método que parece sacado de Harry el Sucio. De hecho, toda la novela es una cruel invitación a la lectura.

El género policiaco, quizá para rebajar la carga dramática, siempre destila alguna hebra de ironía. Por eso, en la urbanización Las Malvas se comete un asesinato. Y uno de sus presuntos brazos ejecutores se llama Consuelo.

Desconozco si José Payá Beltrán tiene previsto escribir más aventuras de Duarte. Espero que, si no le convence esta reseña, sus alumnos le persuadan.


martes, 8 de septiembre de 2015

INDEPENDENCIA

















Por enésima vez, Marc tironeaba de la camiseta de su hermano mayor mientras este trataba de preparar las clases de matemáticas que impartía a domicilio. «Vale, tú ganas —dijo zanjando el asunto—, si Cataluña se independiza de España te dejo mi habitación.»


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