Incluido en la antología del X Concurso de Microrrelatos «Queridos Fantasmas» convocado por El Muro del Escritor.
miércoles, 12 de marzo de 2025
EL MENDIGO
Incluido en la antología del X Concurso de Microrrelatos «Queridos Fantasmas» convocado por El Muro del Escritor.
miércoles, 26 de febrero de 2025
EMBARCADOS
Unos científicos ponen en marcha un acelerador de partículas, pero algo sale mal y el 99% de la superficie terrestre queda sepultada bajo el agua. El buque-escuela Estrella Polar podría albergar a los últimos seres humanos del planeta.
Aclaremos que una cosa es ciencia ficción y otra muy distinta realismo mágico. En el segundo caso, la fantasía se integra de tal manera en la vida cotidiana que a nadie le sorprende. Algo así sucede en El barco. Su encanto radica en la inverosimilitud, de modo que la clave para disfrutarla está en no tomarla en serio. Así pues, aceptemos que en este fin del mundo la comida y la bebida sean infinitas. De hecho, los actores aprovechan cualquier excusa para beberse una botella de Coca-cola frente a la cámara. La publicidad se cobra de este modo su patrocinio.
Hay capítulos que homenajean —o directamente copian— a joyas del cine y la literatura como Los pájaros de Alfred Hitchcock o Frankenstein de Mary Shelley. En este último, Palomares resucita después de llevar horas muerto. Aquí la inverosimilitud roza el esperpento en el episodio, sin duda, más descacharrante.
Magistral me parece la actuación de Iván Massagué encarnando a Roberto Schneider y Burbuja: el villano que crea el proyecto Alejandría y el retrasado con un corazón de oro.
El final
de la serie resulta tan ambiguo como valiente, pues se deja a la interpretación
del espectador. Quizá un guiño a Otra
vuelta de tuerca de Henry James.
miércoles, 19 de febrero de 2025
LA VIAJERA

miércoles, 5 de febrero de 2025
19 DÍAS

La enfermera me pide colaboración para sostener la pierna de mi suegra en el aire mientras le venda el pie. Lo hago de mil amores, pues, aparte de ayudar, salgo del entumecimiento anímico que provocan los hospitales. Me intriga por qué hay tan pocos enfermeros varones. ¿Nos falta dulzura a los caballeros? ¿Conjugan mejor ellas el verbo cuidar? Al marcharse la joven, le pido la extremidad a mi suegra para hacer pesas.
SEMANA 2
En estos días de esperas hospitalarias, pienso en la inmensa suerte de poder trabajar con mi hijo en la academia. Alfonso está en tercero de Informática y, como no podía ser de otro modo, lo hemos fichado para que sustituya a mi mujer. Me hace gracia ver a dos lobos esteparios compartiendo clases, uno dulcificado por las arrugas y el otro lleno de la insolencia de la juventud. Como dos gotas de agua que convivieran en espacios temporales distintos. Dos hombres que nunca serán amigos, pero que estrechan lazos por una de esas bromas del azar.
SEMANA 3
Me imagino que Dabiz Muñoz, el marido de la Pedroche, abre alguno de sus célebres restaurantes en un hospital. Sería realmente vanguardista que un paciente pudiera comer algo creativo para variar y no la miserable bazofia que ni siquiera Goya se atrevió a retratar en sus «Pinturas negras». Entonces todo el mundo querría estar enfermo. Habría accidentes provocados, contagiadores profesionales, guerra en Urgencias y hasta traiciones entre hermanos. La gente mataría por morirse. Menos mal que la auxiliar no puede leerme el pensamiento cada vez que trae la comidita.
LIBERACIÓN
Hay una regla no escrita en todos los hospitales. Cuando te sientas en el sofá de escay, el médico firma el alta. Ni análisis ni gaitas. Es la prueba de fuego que el paciente debe superar, pues no existe nada más incómodo en este mundo. Ya estamos en casa.
LIBROS QUE ME ACOMPAÑARON
Nuria Barrios, Todo arde (Alfaguara, 2020).
Javier Viraje, Con brevedad y alevosía (Nazarí, 2024).
miércoles, 29 de enero de 2025
EL CUENTO DE NUNCA ACABAR

A lo largo de los años, le he cogido cariño a certámenes que se celebran en distintos lugares de la geografía española. Todos tienen en común que aceptan envíos por correo electrónico. Alguno ha desaparecido y otros siguen dándome la oportunidad de afilar la pluma.
El Cuenta 140 del suplemento El Cultural fue un concurso semanal conducido por Juan Aparicio Belmonte. El reto consistía en escribir un microrrelato de máximo 140 caracteres, o sea, unas dos líneas. Tras más de una década, dejó de existir a principios de 2024. Logré una docena de finalistas, entre ellos tres ganadores. También tuve la osadía de reunir parte del material en Pelusillas en el ombligo (Lastura, 2015), un libro elaborado a medias con la escritora Esther Planelles que celebra su décimo aniversario.
El Certamen Internacional de Microrrelato «Jorge Alonso Curiel» ya va por su tercera edición. El gran número de participantes se debe, sobre todo, a su rigurosa transparencia y a la amabilidad del autor vallisoletano. Se convoca cada verano y nos desafía a escribir una historia de hasta 150 palabras. Quedé finalista con «La casa» en 2023.
También en verano, el Club de Escritura La Biblioteca anuncia el Certamen de Microrrelatos «Sucedió en la Feria». Como su nombre indica, hay que urdir una historia que se desarrolle en la Feria de Albacete con un máximo de 245 palabras. Fui finalista en 2014 con «El síndrome de la cabina», que luego incluí en mi libro Trece rosas negras (Tres Columnas, 2018). El premio lleva la friolera de doce ediciones.
Como diría Fernando Fernán Gómez, los concursos tienen un punto humillante para los perdedores. De ahí que felicitar a los ganadores sea, en cierto modo, una injusticia y una crueldad; yo felicito a los que seguimos intentándolo.
miércoles, 22 de enero de 2025
APODOS
domingo, 5 de enero de 2025
LABIOS DE FRESA
miércoles, 18 de diciembre de 2024
SACRIFICIO
.jpg)
miércoles, 11 de diciembre de 2024
SABIDURÍA
miércoles, 4 de diciembre de 2024
ALMANAQUE DE SOMBRAS

pero somos dueños de la nada.
Hipotecados por la muerte,
vivimos una vida prestada,
un alquiler
por tiempo limitado.
Lo que hacemos aquí
nadie lo sabe.
Unos procuran la fama;
otros, el anonimato.
Hay quien ayuda a los demás
para encontrar
un sentido.
El amor es
lo único que queda
mientras regresamos
miércoles, 27 de noviembre de 2024
APOCALIPSIS Z

La película, que acaba de estrenar Prime Video bajo la dirección de Carles Torrens, desvirtúa la magnífica novela que Manel Loureiro publicó en 2007 con la editorial Dolmen. En el libro, un joven abogado solitario narra a través de un blog el desmoronamiento de la sociedad en el contexto de una pandemia zombi. Gracias a la primera persona, te involucras en la historia como si se tratara de un videojuego inmersivo. En el celuloide, la historia se cuenta desde la tercera persona. Todo se vuelve tan impersonal y aséptico que el espectador no sufre ni se emociona con los personajes, sino que los contempla desde la más absoluta indiferencia.
Vamos a repasar, uno a uno, los principales papeles del largometraje.
Francisco Ortiz interpreta a Manel, el protagonista. Un desacierto total porque no consigue transmitir la devastación que supone la pérdida de su esposa en accidente de tráfico ni el horror que está viviendo. También ha desaparecido su clásico lenguaje repleto de tacos.
Berta Vázquez es Lucía. Su historia de amor con Manel —la chica aún no ha cumplido dieciocho años y él supera la treintena— se vuelve convencional en el guion. Otra metedura de pata, pues refleja cómo cambian los valores morales en un mundo posapocalíptico.
José María Yazpik da vida a Viktor Pritchenko, el piloto de helicóptero ucraniano que se convierte en el mejor amigo de Manel. Sus largos bigotes rubios y su gran carisma recuerdan a Astérix. En la pantalla, tiene menos sangre en las venas que un muñeco de ventriloquía.
Las adaptaciones de la literatura al cine siempre decepcionan porque la lectura excita la imaginación de una forma inigualable. Sin embargo, este producto descafeinado me parece una traición al libro original. Cómo se echa de menos el trasfondo social de los zombis de George A. Romero.
miércoles, 13 de noviembre de 2024
EL ANIMAL QUE LLEVAS DENTRO
Podríamos caer en la tentación simplista de decir que nos encontramos ante Las edades de Lulú en versión masculina. No obstante, hallo una carga emocional mayor y un lenguaje más poético que en el clásico de Almudena Grandes. Eduardo es un adicto al sexo que se siente culpable de sus inclinaciones. El amor de Cloe, secretaria en el periódico donde trabaja, aplaca sus instintos durante una temporada. Sin embargo, el lobo de la carne solo espera la oportunidad de saltar sobre él y devorarlo.
Como en la canción «Animal» de Luis Eduardo Aute, El antropoide es una defensa del instinto que la sociedad y la cultura domestican siempre que no haga daño a nadie. Ese señor Hyde que todos llevamos dentro y cuya negación suele ser fuente de tanta infelicidad. En tiempos donde la libertad de expresión está cada vez más vigilada por la policía de lo correcto y donde la gente se rasga las vestiduras por cualquier tontería, debo decir que me ha encantado. Ojalá Fernando Parra Nogueras continúe sin reprimir su verbo desnudo. No concebiríamos a Bukowski en plan modoso.miércoles, 6 de noviembre de 2024
AVALANCHA

miércoles, 30 de octubre de 2024
LA SEÑAL
miércoles, 23 de octubre de 2024
SERIE DANIEL VILLENA
DEJA EN PAZ A LOS MUERTOS (2013)
Daniel y Alicia viajan a Londres para ayudar a una desconocida llamada Katherine Waldenfeigh. Curiosamente, la mujer lleva años muerta. Su marido vive solo en una mansión decorada con gárgolas. Es la primera vez que la vida de Alicia corre peligro desde que Daniel recibiera un disparo en el vientre durante su estancia en Gélver.
miércoles, 9 de octubre de 2024
LA AVENTURA
miércoles, 25 de septiembre de 2024
VALENCIA

Del 20 al 24 de junio, mi hija y yo decidimos escapar a Valencia huyendo de las fiestas incívicas por antonomasia: las Hogueras de San Juan. Tenía reserva en el Moontels, un apartahotel situado en un dédalo de calles junto al Mercado de Ruzafa. Al volver la esquina, la iglesia parroquial de San Valero Obispo y San Vicente Mártir. Nunca entramos. Enfrente, el pub gay Templo. Allí se celebraba otro tipo de misas menos ortodoxo, pero igualmente necesario para el espíritu.
Debíamos pulsar un código numérico que abría la puerta de la calle y de la habitación, pero no funcionaba. Cuánto echaba de menos una llave. En las oficinas de Moontels, me informaron de que no se activaba hasta las dos de la tarde. El reloj marcaba la una. La chica de la limpieza se ofreció amablemente a guardar nuestras maletas mientras tanto. Dimos un paseo por nuestros dominios y, de paso, compramos algo de comida precocinada. La espera valió la pena: la habitación era luminosa, tranquila y acogedora. Justo lo que necesitábamos, aunque hubiera que dormir cama con cama como en el servicio militar. El pequeño balcón ataviado con una mesa y dos sillas iba a convertirse pronto en mi lugar preferido.
Al día siguiente, fuimos caminando hasta los Jardines del Turia. Se trata del mayor parque urbano de España. Mientras lo recorremos, noto el influjo beneficioso de la naturaleza. Clara se ha mimetizado con el entorno y no me extrañaría que, de un momento a otro, se transformase en árbol o abeja. Le cuento que, hace exactamente dieciséis años, paseaba por allí en la barriga de su madre. Siento una punzada de melancolía al recordar a mis padres empeñados en llegar andando hasta la Ciudad de las Artes y las Ciencias. No puedo dejar de admirar el Puente del Reino o de las gárgolas, situado después del parque Gulliver. Mi hija se ha abrasado el culo al lanzarse por uno de los toboganes gigantes.
Esa noche, cenamos en la pizzería Popular. Agotados pero felices de haber sobrevivido a la dura vida del turista. El camarero sería el primero de los muchos argentinos que nos encontramos en Valencia.
Cuando
me levanté el sábado, llamé a Moontels porque no sabíamos poner en marcha la
vitrocerámica. Habíamos intentado hervir agua para cocinar pasta el día
anterior y terminamos usando el microondas. El chico que me atendió fue
probando cosas hasta dar en el clavo. Debía pulsar durante diez segundos un
botoncito de seguridad que se usaba para la limpieza. Quedé muy aliviado de no
ser un perfecto inútil, aunque nunca volvimos a usar la placa de inducción. Por
algo estábamos de vacaciones.
Las tardes se convirtieron en nuestro momento de paz. Clara dibujaba o escribía; yo aprovechaba para leer y tomar alguna infusión. Luego salía a pasear por las enormes avenidas; daba igual la que escogieras: en esta ciudad todos los caminos conducen al Turia.
El
domingo visitamos el Museo Iluziona, una excusa para hacerse fotos en tres
dimensiones. Está ubicado en el entresuelo de la Casa Judía, una edificación
residencial de estilo art déco valenciano construida en 1930. Luego nos dejamos
caer por Lush, una tienda de cosmética donde al cliente se le cuida con especial
mimo. También caracoleamos por el Corte Inglés, no lo voy a negar. Allí me
compré un tebeo de Mortadelo y Filemón, quizá tratando de no perder el niño que
todos llevamos dentro.
Entradas populares
-
Yo soy el cristal empañado donde aquella adolescente llamada Selena dejó una sombra de melancolía. Corría el verano del 88 en Guardamar. Hub...
-
Habíamos convenido una señal para cuando mi amigo José Luis fuera pasto de gusanos. Una colleja si Dios existía. Dos si no había nada. No he...
-
Mi Manderley es Guardamar y regreso en sueños a los aromas de la infancia. La casa de la calle San Pedro está llena de todas las personas qu...