miércoles, 22 de noviembre de 2023

CALLE SAN PEDRO, 25






















Hace poco robaron en la casa de al lado para meter a una familia de okupas que llevaba varios días rondando la finca. Entonces me alegré de haber vendido el piso de Guardamar, pues, con el paso del tiempo, podría haber corrido la misma suerte.

Desde la muerte de mi padre, íbamos cada vez menos. Como sabíamos que este sería el último verano, convocamos una reunión familiar urgente para informar a mis hijos de que pasarían una semana en el pueblo. Las protestas no les sirvieron de nada.

Entre el 13 y el 20 de julio, disfrutamos de unas merecidas vacaciones en la casa donde vivieron Angelita y su marido Juan. Mi tío era un lobo solitario que, durante su tiempo libre, practicaba el ciclismo y la pesca. Por cierto, murió cuando su bicicleta fue arrollada por un camión. Mi tía le sobrevivió muchos años en el transcurso de los cuales nunca faltamos a nuestra cita veraniega con los aires de Guardamar, que, según decía henchida de orgullo, sanan cualquier dolencia.

Mi ánimo, en permanente estado de despedida, se me antojaba una metáfora de la desmemoria de mi madre. El último desfile multicolor, las últimas brazadas en el mar, los últimos paseos por la pinada, los últimos encuentros con amigos y familiares. Hubo una fiesta en la calle para celebrar la Virgen del Carmen que sirvió para ahuyentar la melancolía. Las vecinas sacaron una mesa repleta de viandas. Rosarito, Carmen la de Barcelona, su marido, la Bisba… Los guardamarencos, atraídos por la alegría, se paraban a hablar sobre lo humano y lo divino. El tiempo, por fin, se había detenido en un instante eterno.

Todos desempeñamos nuestro papel durante aquella semana. Mi hijo cocinó. De lo contrario, habríamos muerto de hambre. Mi hija escuchaba: es una buena psicóloga. Yo empecé a empaquetar una vida entera en cajas de cartón, pero abandoné a su suerte la reliquia de la televisión. No la quieren ni en un museo.

Un mes después, el 23 de agosto de 2023, firmamos la escritura ante notario. Hacía un calor sofocante. Como si fuera un capricho del destino, la compradora, mi prima, se llama igual que la vendedora: Carmen Rastoll. Antes de abandonar la notaría, mi madre le preguntó con desparpajo por el piercing que adorna su nariz.

La inmobiliaria Albamar ha realizado la venta. No solo son familia, sino además grandes profesionales y mejores personas. El largo y tortuoso proceso burocrático ha sido, gracias a ellos, un viaje más amable.

miércoles, 15 de noviembre de 2023

FIN






















El autor escribió la palabra fin. Después de muchos obstáculos, el hombre de rostro deforme se casaba con la mujer más fea del mundo. Eran felices y comían perdices. Sin embargo, mientras el novelista encendía un cigarrillo, Ana se quejaba de que nunca la contratarían en ningún empleo por falta de presencia. Pedro, por su parte, jamás saldría a la calle por miedo a la reacción de la gente. El sindicato de personajes no tardaría en pedirle explicaciones, de modo que el escritor utilizó la cirugía estética en su propia persona.

miércoles, 1 de noviembre de 2023

LAS RATAS













Aunque se sentía una rata, le dijo a su padre que aquellos chicos no lo dejaban en paz. «Eres el profesor, ¿recuerdas?», contestó.
 
FINALISTA en el Concurso Cuenta 140 de El Cultural.

Entradas populares

Vistas de página en total