Ha llegado la hora de bajar la
persiana por vacaciones. Como hijo único que soy, mi forma de recargar
pilas consiste en estar solo. No resulta una tarea complicada, pues los
auténticos amigos se pueden contar con los dedos de una mano.
Antes
de dejaros una buena temporada, quiero agradecer a quienes me han preguntado
—de palabra o de pensamiento— por el fallo del concurso Madrid Sky. No he
ganado el premio en metálico, pero he disfrutado de unos días en la capital con
mi mujer. Quizá lo cuente a la vuelta.
Cierta persona me aconsejó un día que para triunfar en literatura debía enviar mi libro a un famoso. Estuve dudando entre un político o un cómico, y al final decidí que el segundo se toma la vida de la gente más en serio porque la hace reír. Además, Berto Romero es un gran defensor de las pelusillas en el ombligo. Hasta la vista, mirones.