Instintivamente, le arreglé el nudo de la corbata. Entonces advertí un
pelo rubio prendido en la comisura de sus labios. Aquel rizo tan suave tenía
todos los visos de ser un pelo púbico.
Durante el funeral, observé a todas las mujeres con ojo clínico. En mi obsesión por hallar a la propietaria del pelo, interrogué a muchas rubias de esta guisa: «Perdona, bonita… ¿natural o de bote?». Trastornada por la supuesta infidelidad, llevé a un joven al cuarto trastero y prácticamente lo violé. Solo al dejar atrás escobas y cubos, me di cuenta. Era rubio como la cerveza.
Nunca dejarás de sorprenderme. Convertir los sucesos más prosaicos en literatura, tiene mucho mérito. Lo complicado es convertir a los consumidores en lectores -todavía noto el regusto amargo de aquel ¡best seller! vulgar y caótico que devolví sin terminar.
ResponderEliminarFelicidades por el golpe de efecto.
Uno se esmera cuando sabe que lo va a leer una buena amiga que, además, no tiene pelos en la lengua para señalar los defectos.
EliminarUn abrazo.
Lo que da de sí una corbata... Esta escena es muy visual, un sketch en toda regla. ¿No conoces a nadie que lo pueda convertir en cortometraje?
ResponderEliminarUn abrazo y felicidades por el micro.
Exageras, de verdad, aunque he de admitir que estoy en contactos con el equipo de José Mota.
EliminarUn abrazo.
Jose, por imaginación no sea. Te dan una palabra y has pasado en menos de 100 por un velatorio, una escena de desconfianza y celos, un interrogatorio en toda regla y un polvo rápido en un trastero. Todo un logro, compañero. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn abrazo
Es que a mí me gusta que pasen cosas en literatura. Reconozco que no es un texto de hondo calado, pero en la vida no se pueden extraer enseñanzas siempre.
EliminarUn abrazo.
Y digo yo...¿sería todavía más doloroso saber que le había sido infiel con otro hombre?...
ResponderEliminarLa verdad es que eres un auténtico maestro del relato breve...qué envidia!
Un beso
Planteas algo realmente interesante, pero me inclino a pensar que lo que más duele es la mentira. Eso de maestro me queda demasiado grande. Dejémoslo en profe.
EliminarUn abrazo.