Se
cumple estos días exactamente un año de la publicación de Pelusillas en el ombligo (Lastura, 2015). Cuando miras un libro
propio con la perspectiva del tiempo, te asalta la duda de si mereció la pena.
Es evidente que se podrían haber escrito mejores historias, pero la perfección
se me antoja imposible a la par que aburridísima.
Siempre recordaré la cara de
incredulidad de mis padres cuando les hablaba del libro. «No pueden haber
cuentos tan cortos —se negaba a creer mi madre como santo Tomás—, déjame ver.»
Tal
vez fue demasiado pretencioso aprovechar los microrrelatos de cierto concurso,
sobre todo porque la mayoría no superaron la dura criba del juez. Sin embargo, queríamos
dar una nueva oportunidad a algunos que nos parecieron injustamente
menospreciados. Curiosamente, los más populares entre el público. Baste uno
como ejemplo: «Soy la caña, dijo en la primera reunión de Alcohólicos Anónimos.»
¿Genialidad? ¿Disparate? Nunca lo sabremos. Si Podemos ha conseguido abrir una brecha en la política española, quizá no sea tan descabellado rebelarse contra los cánones establecidos, intentar por una vez algo que no suene a lo de siempre.
Toda experiencia sirve al menos para aprender, pero hay algunas que además nos incentivan para seguir intentando. Entiendo que sacar un libro tiene mucho parecido con tener un hijo... y a los hijos se los ama.
ResponderEliminarUn abrazo
En efecto, Mónica, nos reconocemos en los libros como en los hijos. En ellos está lo mejor y lo peor de nosotros. No puedes evitar quererlos.
EliminarUn abrazo.
Reconozco tu duda como mía y creo que el trabajo mereció la pena, precisamente porque enriquece ese mundo inasible de la literatura. Me gustan las normas, pero siempre hay que mantenerse razonablemente flexible: la rebeldía forma parte del instinto de supervivencia tanto como la conservación, sin el equilibro entre ambos es imposible evolucionar. Por otro lado, a mí sólo me han llegado buenas críticas de lectores anónimos (supongo que cada cual habrá encontrado "su" pelusilla ;-).
ResponderEliminarUn abrazo.
"La literatura que les parió", deben haber pensado algunos lectores. O este otro: "Pedazo de porro que se ha fumado esta pareja". Y uno que me resuena mucho en los oídos: "Pues yo creía que era una novela".
EliminarUn abrazo.