Habíamos convenido una señal para cuando mi amigo José
Luis fuera pasto de gusanos. Una colleja si Dios existía. Dos si no había nada.
No he recibido más que silencio desde entonces, pero la otra noche soñé que un
compañero del colegio se hacía el gracioso reventándome la nuca de un manotazo.
Al despertar, acaricié la zona dolorida sintiéndome el hombre más feliz del mundo.
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Si no accedo al ritual de los dientes, mi hija se tapa los oídos porque dice que oye a las bacterias picar las muelas.


Los sueños, son eso, sueños.
ResponderEliminarSaludos
Unos sueños muy vívidos.
EliminarSaludos.
Los caminos del Señor son inescrutables...
ResponderEliminarMás bien los caminos del dolor...
EliminarSaludos.
ja! qué buena forma de cominicarse!
ResponderEliminarLa médium es más cara.
EliminarUn abrazo.
Sólo un sueño o... todo un sueño premonitorio , quien sabe!
ResponderEliminarQué bueno tu relato!
Un abrazo!
Gracias, seguro que a mi amigo José Luis le habría hecho gracia.
EliminarUn abrazo.
Cumplió su promesa ;)
ResponderEliminarUn saludillo.
Los buenos amigos nunca fallan.
EliminarUn saludín.