No tenía claro el significado de la palabra «turistificación» hasta que la librería 80 Mundos hizo público su inminente desalojo del local de toda la vida que una empresa madrileña quiere reconvertir, junto al resto del inmueble, en apartamentos de uso turístico.
Entonces recordé el «funeral jazz», una manifestación donde los participantes, al ritmo de la música procedente de Nueva Orleans, se visten de luto para reivindicar la pérdida de identidad que sufre el barrio de Carolinas bajo la presión del turismo masivo. Y tuve claro que estamos siendo expulsados de nuestra propia ciudad y relegados a vagar por ella como zombis haitianos. Hombres y mujeres sin alma ni conciencia.Por ese motivo, no dudé en acudir a la masiva concentración ciudadana del 5 de julio. No solo me dolía la injusticia que supone echar a la librería de su emblemático enclave, sino, sobre todo, las formas propias de matones o capos de la mafia. Habría hecho lo mismo si hubiera sido el mítico cine Navas o las antiguas casas de pescadores de la playa de La Babilonia en Guardamar que derribarán en septiembre. Esa falta de sensibilidad con el mundo de la cultura toca bastante las narices.
Los fabricantes de sueños, los lobos esteparios hemos formado por fin manada para gritar que Alicante no se vende.
Publicado en la sección Cartas de los Lectores del diario Información (09/07/2025)
¡FELIZ VERANO, MIRONES!