¡¡¡Disfruté como un chino comiendo arroz!!!
A pesar de sus lugares comunes, como que la chica guapa acabe bebiendo los vientos por el chico tímido, es un fantástico producto de entretenimiento y una gran película de sangre y vísceras.
Decir que Woody Harrelson borda el papel de paleto es sólo una de las virtudes de la cinta, pues los actores están bastante inspirados. Jesse Einsberg consigue que te metas en la piel de un adolescente, el típico solitario, que ha conseguido sobrevivir a un mundo apocalíptico usando la cobardía. Me encanta cuando dice que, desde que son todos zombis, echa de menos a la gente.
Evidentemente, el puntazo de la película es la aparición estelar de Bill Murray interpretándose a sí mismo. La escena de su muerte, pese a que el espectador se lo ve venir, no le resta un ápice de genialidad.
Como colofón, Wichita está de muerte y eso en una peli de zombis es condición indispensable para gozar de un buen banquete.
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